Su realidad

Crítica de Fernanda Miguel - Cinergia

El viajar es un placer

Su Realidad viene de ganar el premio a "Mejor Largometraje" en el Festival de Cine de Mar del Plata y además cosechó muchas críticas positivas. Su director, Mariano Galperín (1000 Boomerangs, Dulce de Leche, El Delantal de Lili), ya estuvo sumergido en el mundo de la música, pero desde el lado de los videoclips. Esta vez se metió directamente a retratar un personaje multifacético, creativo y con muchas cosas para decir.
¿Es una road movie?, ¿es un documental?, ¿es un viaje introspectivo?. La película es todo esto y algo más. El film se centra principalmente en la gira europea que realizó el músico Daniel Melingo para presentar "Linyera", su último trabajo. Melingo forjó su carrera en los años 80 y participó de bandas como Los Abuelos de la Nada y Los Twist . Hasta acá todo lleva a pensar en que es una película más que habla de cómo un artista llegó a ser quién es hoy, ¿pero qué pasa si el director invita al espectador a explorar lo que sucede en la mente del protagonista en cuestión?.
La trama no tiene un hilo conductor para seguir, pero sí pequeñas situaciones que dejan satisfecho a los ojos y a la mente que no paran de viajar.
Hay momentos musicales exquisitos como en el que Melingo, junto a sus músicos, improvisan "Canción para mi muerte" pero al ritmo de la marcha peronista y arriba de un tren. Otro gran momento es el que el músico comparte con Jaime Torres, juntos realizan una zapada digna de guardar en una cajita musical.
También nos encontramos con diálogos descabellados, guiños a directores de cine clásico como Luis Buñel y cuestionamientos filosóficos. Todo esto acompañado por un acertado blanco y negro.
Todos los elementos que componen Su Realidad, están enlazados de una forma tal que el espectador se siente cómodo, aún dentro del caos que es ese mundo paralelo en el que se sumergió.
Quizás no es una película que puede digerir todo el mundo, aunque las puertas estén abiertas, pero el que guste de las pequeñas cosas, de momentos que no tienen explicación y se deje llevar, que vaya, pague una entrada y se siente a disfrutar.