Stockholm

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

Encuentros peligrosos

La película que causó sensación en los premios Goya 2014 es mucho más que lo que sugiere desde su título. El síndrome de Estocolmo resulta conocido para muchos como el vínculo enfermizo producido entre víctima y victimario que muchas veces deriva en romances trágicos, donde el cine se ha hecho eco con películas tales como La muerte y la doncella -1994- de Roman Polanski. Si bien la trama adopta parte de esta estrategia, en realidad el film del premiado director novel Rodrigo Sorogoyen explota los recursos del género y del minimalismo hasta alcanzar la máxima tensión en una anécdota que puede resumirse bajo la fórmula chico-conoce-chica, para enrarecerse y transitar por diferentes escenarios macabros, sin llegar a enquistarse en ninguno de ellos.

El plus lo marca también, la excelente performance de la pareja protagónica, Javier Pereira y Aura Garrido, quienes desde el primer momento consiguen generar la atmósfera propicia que va desde la seducción y la incomodidad hasta el desenfreno de caracteres y personalidades que emergen en una situación sumamente verosímil.

Con pulso narrativo constante, cambios de ritmo y de tono, Stockholm sorprende por la rigurosidad en la puesta en escena y la capacidad de hacer de los diálogos más mundanos y banales posibles una trampa dialéctica al espectador que guarda absoluta correspondencia con la suerte de los personajes.