Steve Jobs

Crítica de María Inés Di Cicco - La Nueva Provincia

Otro intento de llegar al alma tras la genialidad

El guionista Aaron Sorkin y el director Danny Boyle procuran reconstruir la personalidad de Steve Jobs.

Es evidente que no resulta sencillo hacer una película sobre Steve Jobs.

El magnate norteamericano del hardware y el cine de animación no fue, en sí mismo, una persona simple de encasillar.

De allí que, independientemente de los actores y directores y su mejor o peor hacer, los guiones de las biopics que se han ensayado sobre su historia terminen fallando, por defecto o por exceso.

La primera de esas falencias se le endilgó a Jobs, la cinta que en 2013 dirigió Joshua Michael Stern, sobre un libro de Matt Whiteley y con Ashton Kutcher en el rol principal.

Si aquel relato hizo un sobrevuelo por la vida de Jobs, esta nueva versión, con Michael Fassbender en el protagónico, Aaron Sorkin en el libro y Danny Boyle en la dirección, quiere reconstruir la personalidad de este hombre amado u odiado por igual, pero admirado sin dudas por su visión sobre la informática y los negocios.

Tres hitos en la carrera de Jobs enmarcan el relato que comienza en 1984 y concluye en 1998: la presentación del Macintosh, la del NeXT y la del iMac. Para esos tiempos, Jobs ya era el dueño de una fortuna provista por el éxito de Apple II, la herramienta que cofundó con Steve Wozniak, su compañero desde la infancia.

La historia se construye a través de diálogos --en su mayoría ficticios-- con su exsocio (interpretado por Seth Rogen), su asistente Joanna Hoffman (Kate Winslet), ingenieros del equipo del Mac como Andy Hertzfeld (Michael Stuhlbarg); y el CEO de Apple, John Scully (Jeff Daniels), en el plano laboral; y en el personal, con Chrisann Brennan, y su hija Lisa, no reconocida hasta edad adulta.
El mensaje final
La irremediable indecisión

Aaron Sorkin , guionista de La red social (2010), sobre los creadores de Facebook, vuelve a exponer en Steve Jobs su fascinación por el mundo de la informática cuando dispone de demasiados párrafos alusivos a detalles técnicos, innecesarios si lo que busca es la redención de Steve Jobs como persona, según se desprende de la importancia que le dio a sus vínculos con su hija Lisa y con el resto de su entorno, conforme pasaron los años.

Jobs fue complejo y magnífico, de allí que el detalle resulta abrumador para el simple observador.