Step Up 4: La revolución

Crítica de Pablo Raimondi - Clarín

El baile del cambio

Bailar por el arte mismo o con un fin de protesta, allí está la disyuntiva, el quiebre de Step Up 4: la revolución donde The Mob, un grupo under de bailarines urbanos, irrumpe sin aviso en distintas locaciones de la glamorosa Miami.

Bajo furiosos ritmos dubstep y hip hop, entre otros estilos, chicas y chicos con cuerpos sin un gramo de grasa y torneados a puro gym que despliegan impresionantes flashmobs (lo mejor de la peli) en Ocean Drive, un museo de arte, sobre una explanada y hasta encima de varios containers. Todo ese trabajo es para cosechar 10 millones de visitas en YouTube y ser financiados. Aunque el fin es otro: hacerse notar, ser conocidos.

La bailarina Kathryn McCormick encarna a Emily Anderson, una aspirante a entrar en un selecto elenco de danza y además es hija de un poderoso constructor cuyos designios financieros se interpondrán con Sean (Ryan Guzmán), el amor de Emily y uno de los líderes de The Mob quien la incluirá en el team urbano sin desenmascarar el acaudalado origen de la muchacha. Pero fallará.

Cuando los planes de la empresa de papá Anderson se interponen con las propiedades costeras donde Sean vive, en el corazón de Emily latirá la lucha: padre vs. novio. ¿Qué pasará? Las escenas acarameladas de los tortolitos le quitan vibración a un filme que promete, pero hacia el final roza la banquina del ridículo.