Step Up 4: La revolución

Crítica de Juan Carlos Fontana - La Prensa

El baile como forma de protesta

Esta cuarta entrega de la saga de baile "Step Up", es tal vez, la más impactante de las ofrecidas hasta el momento, por su vitalidad, el despliegue de la energía de los bailarines y un ritmo contagioso, que invita a bailar en las butacas, claro que eso es para los que aman el baile.

Los que no aprecian el vértigo del ritmo espontáneo que surge de la danza callejera, quizás se sientan un poco excluídos, porque como lo demuestra muy bien el extraordinario cuerpo de baile, la danza, el hip hop, el breakdance es algo que se lleva en la sangre.

La historia de "Step Up 4...", es tan añeja como los clásicos, de hecho en ella puede encontrarse el paradigma de "Romeo y Julieta", el de los "60 con "Amor sin barreras", pasando por "Footlosse".

Lo que se cuenta es la típica historia de la chica rica, que se enamora del chico de barrio, que trabaja de mozo y en sus ratos libres, se reúne con sus amigos a bailar, beber y divertirse con chicas.

LOS INMIGRANTES

El argumento de la película está planteado a partir de la aparición de Emily (Kathryn McCormick), en el barrio de la zona costera de Miami, en la que viven en su mayoría inmigrantes latinos.

En ese lugar Emily, descubre en un bar de la playa a un seductor, con gorra y musculosa, al que todos conocen como Sean (Ryan Guzman). El muchacho junto con su amigo Eddy (Misha Gabriel Hamilton), lideran un grupo de bailarines callejeros, que hacen apariciones espontáneas y se hacen llamar Mob.

Pero el conflicto eclosiona cuando hace su aparición el padre de Emily, Bill (Peter Gallagher), un magnate inmobiliario que piensa arrasar la zona de los muelles con un complejo inmobiliario.

El resultado: un filme de guión simple, llano, que se apoya en las extraordinarias coreografías, entre otros de Jamal Sims, uno de los coreógrafos de Madonna, en la gira "The Madonna: Sticky and Sweet tour" (River, 2008).