Stefan Zweig: adiós a Europa

Crítica de Rodolfo Bella - La Capital

"Cada gesto de resistencia carente de riesgo o impacto no es más que afán de protagonismo". Así responde el protagonista de "Stefan Zweig: adiós a Europa", un biopic que recrea la vida del escritor judío a partir de su exilio forzado por el avance del nazismo. El personaje dice la primera línea en una escena que transcurre durante el Congreso Internacional de Escritores que el PEN Club realizó en Buenos Aires en 1936 en la que escritores de todo el mundo manifestaron públicamente su rechazo, no sólo por el nazismo, sino también por Franco y Mussolini.

Zweig aparece como un intelectual comprometido con su tiempo, pero reticente a manifestarse públicamente, por lo que es criticado por vivir "en su isla" ante su afirmación sobre el sentido de los "gestos de resistencia". La directora, la también actriz Maria Schrader a quien en los 90 se pudo ver en "¿Soy linda?" y "Nadie me quiere", de Doris Dörrie, hace foco en el desarraigo, la nostalgia por la pérdida de un mundo que Zweig consideraba perdido, su vida de nómade entre Brasil y Estados Unidos, todo hecho con delicadeza y con momentos de humor muy bien logrados. Las ideas claras de Schrader, también autora del guión, y la acertada construcción de un personaje protagónico abrumado por la brutalidad del nazismo, dejan en evidencia que el silencio también puede ser una forma íntima de resistencia y rechazo a una tragedia irracional.