Stefan Zweig: adiós a Europa

Crítica de Manuel Esteban Gaitán - Conexión Cultural

Stefan Zweig: Adiós a Europa es el tercer largometraje de la directora, guionista y actriz alemana Maria Schrader, realizada originalmente en el año 2016. Schrader, quien previamente había dirigido las cintas Liebesleben y La Jirafa (esta última en conjunto a Dani Levy en el año 1998), tomó como referencia para construir esta historia, los años del exilio del famoso escritor.

Stefan Zweig: Adiós a Europa cuenta los últimos años de vida del afamado escritor y activista social austriaco Stefan Zweig (interpretado por Josef Hader), que por aquel entonces gozaba de un enorme prestigio, además del éxito y reconocimiento mundial. Maria Schrader hace hincapié en la etapa donde pasó más alejado de su tierra natal, alternando sus estadías en Brasil, Argentina y los Estados Unidos, y dividiendo la película en cuatro capítulos. El motivo central de la realización de estos viajes y su natural alejamiento, era el peculiar momento que atravesaba Europa, con la sombra emergente del nazismo, la figura de Hitler, y posteriormente la Segunda Guerra Mundial. No obstante, en la realización de conferencias que le tocaba brindar, prefería evitar sus opiniones sobre la situación que vivía el viejo continente, un tanto con la excusa de la distancia. La directora también expone la preferencia que sentía Zweig por Brasil, lugar donde se sentía a gusto y que consideraba “La tierra del futuro”, tras ver y sufrir la endeble situación, tanto política como racial que padecía Europa en general, con el pasar de aquellos años. No faltarán momentos en dónde se toque el entorno familiar del escritor austriaco, con una familia dividida, con su primer mujer (interpretada por Barbara Sukowa), y sus hijas por un lado, y su actual pareja Lotte (Aenne Schwarz), quien sería la compañera en esa última etapa de su vida.

De modo muy prolijo, la cineasta alemana se sirve de este filme para narrar las preocupaciones que aquejaban a Zweig, y sus pensamientos respecto al momento vivido, y lo que significaron esos últimos años alejado de su tierra de origen. La parte inicial de esta cinta es la más disfrutable, condensada de información, pero con un encanto que transmite, entrecruzando acertadamente ficción y documental. No obstante en el avance del metraje, esto decae notablemente. Si bien hay elementos típicos en los biopics que hace falta utilizar, por momentos el relato de Schrader se transforma en algo monótono y acartonado, y que progresivamente pierde su interés. Las actuaciones, principalmente la de Barbara Sukowa, una actriz que siempre da gusto ver, son más que correctas, perfectamente delineadas, así como todo el trabajo de escenario, fotografía y montaje es notable, pero esto no salva a la cinta de cierta densidad, y carencia de ritmo, elementos que terminan diluyendo un tanto la historia. Interesante, correcta y no mucho más.