Starlet

Crítica de Guillermo Colantonio - Fancinema

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En Starlet, una joven blonda muy bonita e independiente vive con una parejita a la que le alquila una habitación; allí transcurren sus días entre videojuegos, drogas y con un perrito adorable para la platea. El director Sean Baker nos introduce en ese ámbito con cámara en mano, encuadres incómodos, mucha luz y cortes continuos. Minutos más tarde, recurre al famoso artilugio de personaje que encuentra dinero para forzar la relación con una anciana solitaria a la que la joven se le adosará, para buscar afecto y para no cargar con el peso de la conciencia por haber hallado dinero en un jarrón.
La película no supera la medianía principalmente porque resigna su aspecto más interesante, la relación íntima entre dos personajes de diferentes generaciones, para sumar una serie de recursos simplones y trillados, consagrados a dos o tres momentos argumentales que son innecesarios.
Uno de los problemas principales del film es que comienzan a abrirse aristas y la historia pretende sostenerse desde diferentes lados: el progreso del vínculo entre las mujeres, el trabajo como actriz porno, la conflictiva pareja, el tema de qué hacer con el dinero, el perrito que se pierde, entre otras subtramas innecesarias.
Lo que podría haberse potenciado, el costado más profundo de Starlet, deriva en algo absolutamente convencional. No es que el film se desbarranque pero da la sensación de que el director no confía en ir a fondo en lo que mejor le sale y acuden los típicos clisés dramáticos. Visualmente no se ofrece demasiado; hay momentos donde cierto registro realista se sostiene con garra, pero no parece suficiente.
NdR: Esta crítica es una extensión de la ya publicada durante el Festival de Mar del Plata.