Star Wars: Los últimos Jedi

Crítica de Marcos Guillén - Cuatro Bastardos

Star Wars Episodio VIII; Los últimos Jedi: El paso a la siguiente generación.
¿Ya estamos listos? Pues entonces, “Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana….“
Decir que llegamos a la sala desprovistos de cualquier tipo de Hype o ansiedad sobre lo que íbamos a ver, es imposible. Ha sido un largo años de espera en el que pudimos ver docenas de avances y spots televisivos, imágenes y pósters, como para ir absorbiendo de a poco lo que se venía. Y aún así, no dejábamos de sentir que, y de acuerdo a lo visto en la primer entrega, no depararía muchas sorpresas. Pues, al contrario, la sorpresa, aunque moderada, ha sido el motor del visionado del film. Sí, más allá de la intriga de lo que ocurriría con Leia Organa luego del triste fallecimiento de Carrie Fisher, todos nos sumergimos en el film en busca de responder los interrogantes que dejaba “The Force Awakens”. ¿Quién diablos es el líder supremo Snoke? ¿Quienes son los padres de Rey y su parentesco con los Skywalker? Todo ello y la idea de disfrutar de una Space Opera como Dios manda. Pues hay mucho por contar, mucho por callar para no estropear el viaje de cada espectador y la idea de un buen film que poco se atreve a dejar su zona de confort.
Es el mismo Rian Johnson, el director, quien ideo el guión de esta nueva entrega en la que desde el comienzo muestra la elegancia y la esmerada elaboración de lo visual como lo hiciera en Looper (2012). Porque se vale de ello para dar un arranque extraordinario a la película con la consabida batalla espacial en la que pondrá sobre el tablero a los protagonistas. La Primera Orden está llevando una ventaja obscena en esta guerra de aniquilación que lleva a cabo contra la república, que acorralada solo obtiene victorias pírricas. Tanto es así que las tensiones en el grupo aumentan hasta niveles de degradar a los héroes y plantear de manera concisa e interesante la polémica de si ellos, los héroes, son los que salvan o quizás terminan precipitando todo en el abismo. Siento y casi afirmo que de alguna manera sobre ese eje girará el film en cuestión.
Aclaremos, varios de los lances de los personajes terminan por ser contraproducentes para todos, como le sucediera a Luk Skywalker al entrenar a su oscuro sobrino Ben Solo. La misma Rey y su encuentro, con el maestro y la fuerza, no hacen más que complicar su vida tanto como sus anhelos. Es en medio de tanta parafernalia espacial un drama sobre el aprendizaje, los dolores que acarrea la sabiduría, la desesperada búsqueda de la propia finalidad. Interesante, porque ayuda a un desarrollo de los protagonistas y una profundización de sus miedos y ansias. Es en estos menesteres, Kylo Ren a quien dotaron de los mejores procesos y vaivenes. Tal vez y en pos de contar todo esto, las subtramas se monten una sobre otra sofocando gran parte del atractivo que la general posee, sabemos que no es fácil una historia coral, porque habrá personajes mejor dibujados que otros, desnivelando el total. O la falta de un verdadero riesgo a la hora de narrarlas olvidando lo que un purista de la saga exige a la hora de ver “una de Star Wars”.

“Deja que el pasado muera. Mátalo, si hace falta. Sólo así te convertirás en quien debes ser”.

Porque desde el comienzo, y hablamos de “The Force Awakens”, que se han valido de la nostalgia de los espectadores para lograr cierto nivel de empatía con lo contado, mostrando con timidez las posibilidades narrativas originales. Estas modestias como las llamamos son las que realmente lograrán sorprender al espectador, interrumpiendo, incomodando y dando giros realmente atractivos a la trama. Más allá de este algo quisquilloso desglose del guión, hay también una poderosa maquina visual que lo engulle todo, con escenas dignas de un film de este calibre que hacen de uno un espectador feliz. Las demostraciones de poder, los enfrentamientos, cual duelos de Sergio Leone, los desgastados ancianos listos para ceder la posta a los iniciados, todo ellos condimentado con la fotografía de Steve Yedlin y las demoradas y oscurecidas notas de John Williams son un show que recomendamos a ojos cerrados.
En definitiva, el film muestra en su extensa duración, una calidad enorme en lo que refiere a mostrar una aventura espacial de este calibre y prosapia, sabe lo que el publico va en busca y se lo da a montones, a veces descuidando la potencialidad de lo narrado, arriesgando justo lo necesario. Tengo que admitir que Rey y Kylo Ren son el dueto más acabado del film, los que realmente dan el siguiente paso y que el resto a veces se pierde en un mar de subtramas que se antojan desesperadas. Pero no hay nada que pueda realmente estropear el disfrute de esta maquiavelista segunda entrega, nada que pueda distraerte de un buen duelo de naves, sables y diálogos. Sí van a estar listos, sí van a enternecerse y suspirar, y hasta dejar escapar una lagrima. Vamos que el paseo será hermoso, aunque tal vez no inolvidable, pero emocionante seguro.