Star Wars: El ascenso de Skywalker

Crítica de Mariano González - Cinergia

El ascenso de Skywalker

Atrás quedan las disputas políticas que desencadenaron la guerra entre la república y la federación de comercio, el otorgamiento de poderes extraordinarios al caciller Palpatine. Atrás quedan las guerras clon, el exterminio Jedi tras la Orden 66, atrás queda la búsqueda de esos dos droides a Obi Wan Kenobi, la batalla de Yavin y la destrucción de la estrella de la muerte. Atrás queda la pelea entre Luke Skywalker y Darth Vader y la revelación de ser nada más y nada menos que su padre. Atrás queda el entrenamiento de uno de los dos últimos Jedis con vida de toda la galaxia y el fin de la guerra tras la batalla de Endor y la restauración de la fuerza al balance galáctico. Todos estos sucesos y muchísimos más conformaban las primeras dos trilogías de lo que es tal vez la saga que más ha calado en el inconsciente colectivo de varias generaciones, un verdadero fenómeno de la cultura pop en sus más de cuarenta años de vida que va desde juguetes, libros, videojuegos e incluso productos de belleza que invaden absolutamente todos los mercados. Hablamos de un fenómeno tan grande que prácticamente no existe persona en el planeta que no sepa quién es Luke, Leia, Chewbacca o Han Solo y esto es debido a que la cultura popular es precisamente eso, entrar al corazón de las personas y transgredir toda norma.

Corría el año 2012 y la megaempresa de medios Walt Disney Company se hacía con los derechos de la popular saga creada en la década del 70 por George Lucas y una de las más rentables de la historia. Y es así que el mismo mes en que se hace la adquisición de la franquicia se anuncia una nueva trilogía, esta vez de la mano de Kathleen Kennedy, Bryan Burk, escrita por Lawrence Kasdan y dirigida por J. J. Abrams en una coproducción para su productora Bad Robot. La película se llamaría Star Wars: El despertar de la fuerza y nos venía a plantear una historia treinta años posteriores a los hechos de El regreso del Jedi donde los vestigios del imperio resurgen como la Primera Orden con la intención de acabar con el los últimos Jedis encontrándose en el camino a una pequeña resistencia liderada por Leia Organa en una búsqueda desesperada del paradero de Luke, quien parece ser nuevamente quien podrá restablecer el balance a toda la galaxia.

La primera película cosechó buenas críticas y estableciendo un parámetro decente respecto al fandom con los nuevos personajes Rey, Finn, Poe Dameron, BB-8 y Kylo Ren, pero sin embargo el director JJ Abrams abandonaría la dirección de la saga que caería en manos de Rian Johnson (Looper, Knives Out) y dejaría la película más polémica al menos de esta trilogía haciendo a un lado un camino previsto anteriormente por Abrams y tomando algunas decisiones controvertidas (para bien para mi gusto). Necesitaba armar este mapa hasta llegar a Episodio IX porque siento que es imposible hablar de una película que llega para cerrar una saga tan importante para muchos sin recordar el camino transitado. El ascenso de Skywalker iba a ser dirigida por Collin Trevorrow pero la película cayó en manos de quien inició la saga: JJ Abrams.

Es innegable destacar lo que despierta Star Wars en el público, uno llega a la sala y sabe que el clima es otro, se ven nervios, hay ansiedad y todo eso se magnifica cuando las letras en amarillo empiezan a ascender con esa música intrínseca del maestro John Williams que hace acallar gritos y suspiros en los presentes. El ascenso de Skywalker no puede dejarte indiferente. Es el cierre digno de una saga que a mi modo de ver cumplió con las expectativas de muchos fans, que vino a despejar muchas incertidumbres generadas en la anterior entrega, que vino a rendir los homenajes de una manera imperativa y con un contundencia muy propia del director. Es imposible meterse en el plot sin spoilear algo; así que me voy a detener en algunas cuestiones técnicas y de sensaciones que me quedaron finalizada la película.

Lo más destacable es por escándalo el laburo actoral de Adam Driver construyendo un personaje con una dualidad muy compleja y que saca adelante con una potencia abrumadora. No hay dudas que estamos ante un actor que va a destacar mucho a futuro ya en lo que va del año tiene dos actuaciones muy soberbias: en esta película y en A Marriage Story de Noah Baumbach. Obvio que todo esto es complementado a lo que Daisy Ridley logra, y me detengo a decir que al fin vemos al personaje explotar y abandonar por momentos ese halo dubitativo que tuvo en las enteagas pasadas. Vamos a encontrar a una Rey mucho más segura de sí misma aceptando quién es y confrontando siempre que debe hacerlo sin huir, pero a la vez entendiendo cuál es su rol en esta historia, y creo que la película hace hincapié en eso, convertirte no solamente en lo que todos esperan de vos y explotar lo inesperado.

Los homenajes son muy eficaces y en momentos muy precisos. Todos vamos a estar esperando esa despedida y sepan que va a llegar resuelta muy bien y en el momento justo de la trama. Por supuesto que hay momentos donde todo parece caer en clichés típicos de la saga y en algún que otro momento se cae, pero no de una manera redundante. La película tiene fallos, no es perfecta, y admito que hay una escena del tercer acto que debo rever y procesar con mayor atención ya que me sorprendió, y no para bien. Hay cameos muy celebrados (uno en particular es breve, estén atentos), los efectos no desentonan y me parecieron correctos casi que sin nada para achacarle. Y respecto al soundtrack, ¡Qué puedo decirles! La leyenda John Williams quemando sus últimas chispas de genialidad dejando todo un legado imprescindible para la narrativa de esta historia es esa clase de arte que enaltece a una obra. Déjenme decirles que no existiría Star Wars sin esa gran tilde que es la obra musical de Williams.

Para todo lo demás voy a dejar que se sorprendan ustedes mismos, que viajen por toda la galaxia buscando esas respuestas seguramente va a haber lágrimas, despedidas, sorpresas y muchas cosas más para finalizar esta epopeya de nueve películas. Llega un nuevo cierre, vívanlo de la manera que quieran vivirlo sin que nadie opaque el despertar de una nueva Star Wars pero recuerden siempre que la fuerza está ahí, que nada se pierde para siempre, que la chispa despierta grandes rebeliones y que el cine que logra emocionar es el cine que debe prevalecer por sobre el gusto y la opinión de alguien.