Star Trek: sin límites

Crítica de Hernán Khatchadourian - Diario Popular

Star Trek Sin Límites: más rápidos y más graciosos

La tercera entrega de este reinicio de la conocida serie de TV repite el elenco y le agrega algunos buenos elementos como el guión del comediante Simon Pegg, el actor Idris Elba y el director Justin Lin.

En el aniversario número 50 del nacimiento de la franquicia espacial más longeva del cine y la televisión, Star Trek –Viaje a las Estrellas para lo que resisten la globalización- regresa a la gran pantalla al tiempo que se prepara una nueva serie que será transmitida por Netflix a partir de enero.
La película, que viene a actuar como la tercera entrega de este reinicio –y que es en realidad la decimotercera de todas las que vienen estrenándose desde 1979- continúa las nuevas aventuras de la tripulación original del Enterprise, liderada por el capitán James T. Kirk (Chris Pine) y el vulcano Sr. Spock (Zachary Quinto) que por primera vez no involucra a la Tierra como eje de la acción.
En esta oportunidad, la nave hace una escala en una estación espacial para su reabastecimiento y allí reciben el pedido de ayuda de una raza desconocida cuyo planeta fue atacado. Pero en el viaje de ida, la Enterprise se encuentra con una amenaza mayor, que dejará a su tripulación varada en un terreno desconocido, en el que los aguardan muchas sorpresas, la mayoría de ellas nefastas.
El principal temor que despertaba esta entrega es que, tras la partida de dos directores (J.J Abrams que había hecho las dos primeras tuvo que relegar ésta a favor de Star Wars Episodio VII y el guionista Roberto Orci abandonó el proyecto por "diferencias creativas") el taiwanés Justin Lin –ese que logró revitalizar la moribunda franquicia de Rápidos y Furiosos y terminó haciéndose cargo de cuatro de las siete entregas- no estuviera a la altura de las circunstancias.
Lo cierto es que Lin no sólo fue capaz de mantener los recursos narrativos que implementó Abrams sino que le agregó su propio sello –dejo al libre albedrío de los lectores imaginarse cómo encaja la motocicleta del póster dentro de la trama- sin que el producto final sufra cambios sustanciales más allá de los nuevos uniformes o el extraño jopo del Capitán Kirk.
La película combina de manera efectiva una trama de ciencia ficción más enfocada a la acción (eso de lo que renegaban los trekkers en la primera entrega pero que le ha permitido a esta trilogía aumentar la recaudación) con buenas actuaciones y mucho humor, más que necesario a la hora de encarar una épica en lo que todo sale mal desde el comienzo para los protagonistas.
Hilando más fino, la película se deshace en homenajes a los cincuenta años de la franquicia creada por Gene Roddenberry con la despedida del Spock viejo (analogía con la muerte real del actor que lo interpretaba, Leonard Nimoy), y hasta un flashback del futuro (si, en esta película eso es posible) de la tripulación original. ¡Ah! También hay homenaje al actor Anton Yelchin, que murió hace poco tiempo atropellado por su propia camioneta.
En definitiva, Star Trek Sin Límites es una nueva oportunidad de disfrutar de estos personajes, que se tardan entre tres y cuatro años para regresar, y de una aventura que dan ganas que el futuro llegue cuanto antes si es así de divertido.