Spiderman: a través del spiderverso

Crítica de Jesús Rubio - La Voz del Interior

Decir que Spider-Man: A través del Spider-Verso es brillante es poco, ya que la película basada en el personaje de Marvel Comics, Miles Morales, no se conforma con su perfección técnica y entrega un velado y demoledor diagnóstico del estadio actual de la modernidad, a través del dilema que se le plantea al superhéroe protagonista.

Dirigida por Joaquim Dos Santos, Kemp Powers y Justin K. Thompson, y escrita por Phil Lord, Christopher Miller y Dave Callaham, esta secuela de la también magnífica Spider-Man: Un nuevo universo (2018) engancha con su ritmo frenético y con su capacidad para contar una historia de más de dos horas sin permitir que ningún elemento desentone, poniendo en escena a personajes tan magnéticos como bien diseñados, que se mueven en el colorido multiverso del Hombre Araña para que Miles (voz de Shameik Moore en la versión original), el Spider-Man de Brooklyn, impida que su némesis La Mancha (voz de Jason Schwartzman) haga estragos.

La historia se ubica un año y medio después de los eventos de la anterior película, y con una formidable introducción a cargo de Gwen Stacy (voz de Hailee Steinfeld), que es como estar pasando las páginas de un cómic en una sala de cine, nos presenta la actualidad de Miles, quien aún no le dijo a sus padres que es Spider-Man. Miles sigue enamorado de Gwen y un buen día la joven se le aparece en su pieza y lo convence de completar una misión para salvar cada universo de las maldades del inexperto enemigo.

El costado político de la animación asoma sus narices cuando Miguel O’Hara (voz de Oscar Isaac), líder de la sociedad arácnida, le dice a Miles que no debe romper el canon del Spider-Verso, porque de ese modo se convertiría en una anomalía, y que, por lo tanto, tiene que elegir entre salvar a la gente o a sus seres queridos, recordándole que ser un superhéroe es un sacrificio.

Sin embargo, la postura de Miles es firme: quiere salvar a su familia y a la gente, ¿por qué no? ¿Quién lo impide? Y ahí entra el elemento político, porque O’Hara representa las reglas del Spider-Verso, mientras que Miles propone romperlas diciéndole que se puede salvar a todos.

En un momento, un personaje responde, irónicamente, “es una metáfora del capitalismo” cuando otro le pregunta qué es eso que hace La Mancha. En ese chiste, que se burla de los que decodifican todo como si se tratara de una referencia al sistema, está la clave de la película.

Conscientes o no, los guionistas ponen esa frase porque la intención es que dé a entender lo contrario de lo que insinúa la ironía, es decir, que efectivamente todo se trata del capitalismo. Y lo que confirma esta lectura es cuando Stacy dice “¿o sea que nosotros (los del Spider-Verse) somos los malos?”. Claro que sí, porque son los que respetan las reglas del multiverso, mientras que Miles propone romperlas, ser la anomalía.

Visualmente hipnótica, con muchísima información y con un conocimiento de la historia de los cómics y de los personajes como ninguna otra película demostró hasta ahora, Spider-Man: A través del Spider-Verso es una combinación perfecta de rigor teórico y calidad estética, de entretenimiento y subtexto político, una lección de animación moderna y de cómic llevado a la pantalla grande, una clase de filosofía política y de crítica cultural, una obra maestra para pocos que merece ser para muchos.