Spider-Man: Sin camino a casa

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Tuve la suerte de no ver «Spiderman: No way home» dentro del primer grupo de espectadores, lo que me permitió acceder a la película desde otro lugar, sin la emoción que tenían los fans de Marvel y los seguidores del héroe arácnido. Es probable que si la hubiese visto al inicio, quizás mi comentario sería más entusiasta de lo que será ahora.
En primer lugar hay que decir que esta mini saga de tres episodios de Spiderman, protagonizados por Tom Holland, han tenido mucho apoyo del público. En mi visión, no superan las de San Raimi en términos de carisma y conexión emocional pero este chico, ha logrado una gran identificación con las audiencias adolescentes y sin embargo, no es un negado para la actuación.
De más está decir que detrás de todo esto, hay una compleja negociación entre Sony y Marvel para resolver el destino de este personaje, que finalmente ha encontrado un punto de equilibrio que les permite a ámbas compañías, hacer el negocio correspondiente.
Detrás de las cámaras, el hombre responsable de dirigir las tres entregas de la franquicia en esta etapa: Jon Watts. Aunque el nombre importante sigue (para mí) en los créditos como guionista, quizás uno de los máximos responsables del éxito masivo de este perfil de Spiderman, el hábil Chris McKenna. La factoría Marvel eligió cerrar este capítulo con el staff previo y la incorporación más importante fue, la inclusión de Benedict Cumberbatch como Doctor Strange, quien como ya saben, será el responsable de complicar las cosas no sólo en esta cinta, sino en las que vendrán…
Ahora si, la trama es la que ya conocen. Peter ha sido descubierto por Mysterio en su caída, y el mundo sabe quien es. Agotado de no tener vida y que eso lo afecte emocionalmente, visita al Doc que mejor sabe de conjuros y hechizos temporales para resolverlo. La receta aplicada, en lugar de resolver el problema, habilita universos alternativos que influirán decididamente en el desarrollo de esta historia y las que vendrán en esta fase 4 del universo Marvel.
No les contaré demasiado aunque la cantidad de teasers, trailers y demás, sumados a los días siguientes del estreno ya les deben haber dado una pista de lo que habrá en pantalla para ofrecerles.
Sí, creo que sacando la ferocidad de la batalla final, (que es uno de los puntos más altos emocionales más destacados de la franquicia en su totalidad) el resto del film muestra un aire de despedida palpable que quizás conspira contra el dramatismo de los minutos finales. Siento que dentro de la vorágine de eventos sucesivos que sorprenden (o no) al espectador, hay poco lugar para explorar conflictos más personales e íntimos y eso resta luces en el rol de Holland. Zendaya y los secundarios están correctos y los homenajes retros mantienen el interés de los fans en todo momento del film.
Celebro también el aporte interpretativo de Cumberbatch y los veteranos que obrarán de villanos en este cierre. Le dan mucha vibra al aire de la sala y eso siempre se agradece. No me pareció ni lejanamente parecida a «Endgame» o «IronMan 3», que para mí son puntos altos de este universo, pero es una buena cinta, entretiene y ofrece muchas sorpresas al final que el público apreciará y festejará entusiastamente.