Spider-Man: lejos de casa

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Muchas son, o eran, las preguntas que los fans de Marvel se hacían antes de esta película, la primera en estrenar luego del final de Avengers: Endgame. Una de ellas: ¿Cómo seguía todo? Otra: ¿Cómo hacer una de superhéroes sin los Vengadores, en plural?

Spider-Man, en la visión que tiene esta tercera saga de Peter Parker, con Tom Holland como protagonista, ha tenido una relación más que simbiótica con Tony Stark, o Iron Man. Como que el personaje, por más que volara ayudado con sus telarañas, no pudiera desplegar sus alas y tener su vida o historia propia.

Bueno, Lejos de casa no refuerza esa idea, pero sí que en el Mundo Cinematográfico de Marvel Spider-Man, como Ant-Man, va más por el lado de la comedia de acción.

Pero lo mejor de Lejos de casa no son los momentos de comedia, sino los de acción.

En particular uno.

Y es esa secuencia la que hace que los espectadores nos quedemos casi con la boca abierta, y presumamos que Lejos de casa tiene asegurada su nominación al Oscar a efectos visuales.

La escena es casi al promediar la proyección, y tiene que ver con la realidad aumentada. Con la ilusión, sí, y Spider-Man: Lejos de casa juega con ella, sumergiendo al espectador en ella, en el mejor de los casos.

Si otra pregunta era qué pasó con los humanos que no habían desaparecido tras el chasquido de Thanos durante esos 5 años, pues bien, Spider-Man: Lejos de casa tiene la respuesta: han crecido, y los que tenían 16 años ahora tienen 21, y los que regresaron lo hicieron con la misma edad. O sea…

La trama pone a Peter ante un viaje de estudios a Europa con su clase. Allí estará MJ (Zendaya), su interés romántico, y también Ned (Jacob Batalon) su amigo incondicional y que sabe que es el Hombre Araña. Apenas pisan Venecia, un monstruo acuático ataca la ciudad de los canales. Y es Misterio (Jake Gyllenhaal) el superhéroe “de la Tierra en otro multiuniverso” quien lo vence. Parece que son los Elementales, alienígenas, y el último por combatir es el Fuego.

Cuando Lejos de casa pega el salto hacia arriba y no decae más es luego de que Spider-Man deba enfrentar al malvado de turno en esa realidad aumentada. Las bromas seguirán, pero ya no estarán en primer plano.

Hay muchas referencias a otras películas de Marvel, algunas más evidentes que otras (Peter tomando como escudo cual Capitán América un letrero, y lanzando algo como si fuera el martillo de Thor; y si hay algo donde embebe es en la animada Spider-Man: Un nuevo universo), pero Spider-Man, finalmente, tiene su historia.

Lejos de casa no tiene la “seriedad” de Avengers, ni su pomposidad. Pivotea sobre la ingenuidad de Peter (que Peter no le conteste las llamadas a Nick Fury -Samuel L. Jackson-…), sus temores antes de declarar el amor a MJ, los celos ante un compañero rival. Es, si se quiere, una película adolescente, con todo lo que el término significa.

Y es entretenida desde que arranca hasta el final –y no se vayan durante los créditos, y menos aún cuando terminen...-.