Spider-Man: lejos de casa

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

Con múltiples escenarios en donde se desarrolla la acción, Spider.Man: Lejos de casa se sitúa después de Avengers: Endgame y retoma el relato con el personaje arácnido que siente el peso de la muerte de Tony Stark/Ironman y se embarca en una aventura adolescente en Europa.

La película, que comienza con el segmento "in memoriam" para los personajes fallecidos en el filme anterior, instala a Parker -Tom Holland- en un viaje turístico junto a sus compañeros, pero la diversión se acaba cuando Nick Fury -Samuel L. Jackson- le ofrece una nueva misión: eliminar a Fuego, una de las criaturas de "Los Elementales" que está destruyendo el viejo continente. Alejado de los rascacielos neoyorquinos, el superhéroe deberá enfrentar a un nuevo enemigo, y se suma en este eslabón, "Misterio", encarnado por un deslucido Jake Gyllenhaal.

Hay vértigo adolescente, impactantes secuencias de acción desarrolladas en Venecia y en el Puente de Londres; un romance postergado entre Parker y su compañera MJ -Zendaya, de El gran showman- y una galería de compañeros de colegio de varias nacionalidades para remarcar su tono inclusivo. 

En medio del uso de la tecnología desarrollada por Tony Stark/Ironman, la película aborda el tema de la herencia como herramienta para las nuevas generaciones y también se adivina muy pronto quién será el villano de turno.

"Necesito un descanso" asegura Peter en esta segunda película en solitario después de Spider-Man: Homecoming -2017-, basada en los cómics de Marvel creados por Steve Ditko y Stan Lee, y dirigida por Jon Watts. La propuesta aprovecha el marco musical para potenciar la historia orientada al público más joven y concentra los tópicos del primer amor, la fascinación de MJ por el personaje primero y la persona después y el respeto por la tradición de los antecesores. Y se guarda lo más sorpresivo para el minuto final post créditos. 

El guión de Chris McKenna y Erik Sommers transita con comodidad por una serie de gags que muestran la ingenuidad del personaje central -con disfraz nuevo- y entrega un villano lavado que no tiene demasiados matices ni imprime la cuota de maldad necesaria.

El relato se salva por el ritmo y Tom Holland sostiene todo el andamiaje en tierras desconocidas para él y su grupo de amigos que corren peligro. Por su parte, Marisa Tomeireaparece como la tía enamoradiza.