Spider-Man: lejos de casa

Crítica de Denise Pieniazek - Puesta en escena

Adolescente-Araña: Ser o no ser, esa es la cuestión

Luego de los acontecimientos en la reciente Avengers: Endgame, Spider-Man: Lejos de casa retoma la acción en el mismo periodo temporal como pretexto para profundizar en las secuelas de lo sucedido en Spider-Man, uno de los héroes más jóvenes de los Avengers (Vengadores), en ésta su segunda película individual y la numero veintitrés dentro de toda esta nueva y amplia saga.

Por Denise Pieniazek

“To be, or not to be, that is the question:

Whether 'tis nobler in the mind to suffer

The slings and arrows of outrageous fortune,

Or to take arms against a sea of troubles

And by opposing end them(…)”

Hamlet-William Shakespeare

Spider-Man: Lejos de casa (Spider-Man: Far from home, 2019) continua temporalmente exactamente donde finalizó Avengers: Endgame (2019), después de equiparar el conflicto del tirano Thanos y con el desenlace heroico de la muerte sacrificial de Tony Stark/Iron Man, mentor del joven Spider-Man. En dicho sentido para sus realizadores este largometraje completa lo que el MCU (Universo Cinematográfico de Marvel) ha llamado la saga “Infinito”.

Ésta secuela de Spider-Man: De regreso a casa (Spider-Man: Homecoming, 2017) plantea un nuevo conflicto para el adolescente Peter Parker/Spider-Man, quien, tras la muerte de Iron-Man, su mecenas heroico, y en cierto sentido una figura paterna, deberá debatirse entre tener la vida de un joven común y corriente o la responsabilidad social que ha devenido de sus súper-poderes. En consecuencia, el planteo de la primera saga de Spider-Man (2002-2007) sintetizado en la escena en que su tío Ben le dice: “todo poder conlleva una gran responsabilidad”, es en Spider-Man: Lejos de casa profundizado durante toda la película.

Si bien no hay una relación de intertextualidad directa con la tragedia Hamlet de Shakespeare, la imagen de Tony Stark aparece constantemente durante todo el filme de forma “fantasmagórica” (al igual que el difunto rey Hamlet) a través de homenajes en las paredes de las distintas ciudades, como así también un mensaje especial dirigido para el joven Spider-Man (interpretado por Tom Holland). Por ende, resulta pertinente salvando las distancias establecer dicha reminiscencia, mediante un joven que no quiere decepcionar la confianza que ha depositado en él Stark. En consecuencia, parece que en los tiempos posmodernos los reyes han sido reemplazados por superhéroes. En dicho sentido, mientras que en el viaje de autoconocimiento de Spider-Man que comenzó en Spider-Man: De regreso a casa sus problemas eran triviales y típicos de un adolecente, en esta ocasión sus conflictos se han agudizado de acuerdo a su madurez y a todo lo acontecido en Avengers: Infinity War/Endgame. Por ende, puede concluirse nuevamente que, a mayor poder, mayor responsabilidad y debates internos de la psicología del personaje.

Al igual que su predecesora Spider-Man: Lejos de casa, estructuralmente posee un prólogo, en este caso situado en México en el cual Nick Fury (Samuel L. Jackson) y el personaje interpretado por Jake Gyllenhall apodado “Mysterio” combaten contra una nueva aparente amenaza. Es pertinente aclarar que “Mysterio” es el nombre de varios personajes viles que aparecieron en los comics de Marvel (desde 1964), la primera representación del personaje posee el nombre de Quentin Beck que se representa de dicho filme, pero que, a pesar de mantener su esencia, la cual es la simulación, realiza varios cambios en el mismo.

Una vuelta de tuerca del guión (en la cual se evita profundizar para no ocasionar spoilers) resulta bastante predecible pero necesaria, otorga un sólido villano-que al igual que el Michael Keaton de la primera entrega- es humano y aún más sólido en sus argumentos. Es decir, que se representa nuevamente para Spider-Man un rival sin súper-poderes, pero con acceso a poderosa y sofisticada tecnología “usada con malos fines”. Esto es sin dudas un acierto, primero debido a la convincente actuación de su interprete, y porque es algo poco frecuente en las películas sobre súper-héroes la construcción de un villano consistente.

Según el villano en cuestión “el fin justifica los medios” y se considera que a través de sus parlamentos se esbozan reflexiones interesantes sobre el mundo posmoderno actual. En primer lugar, lo que parece ser una reflexión sobre el cine actual paradójicamente enunciada desde una película de comics y superhéroes que parafraseando “para llamar la atención en el mundo actual hay que tener un traje de superhéroes” y por otro lado, una profunda reflexión sobre la puesta en escena y la manipulación de la información a través de las nuevas tecnologías sintetizada en la frase “las personas necesitan creer y creen cualquier cosa”.

Finalmente, este conflicto dualista enmarcado entre un héroe y un villano se irá desplegando en distintas ciudades europeas, en donde Peter Parker/Spider-Man se debate entre unas añoradas vacaciones y declararle su amor a su amiga MJ, y salvar al mundo. Al respecto es pertinente enunciar que la destrucción de diversas ciudades icónicas de Europa por su valor cultural e histórico serán demolidas tanto por los personajes norteamericanos como por este cine mainstream hollywoodense, lo cual resulta bastante simbólico a nivel semántico, puesto que generalmente los acontecimientos solían suceder principalmente en Estados Unidos.

En conclusión, en términos generales, aunque Spider-Man: Lejos de casa resulta entretenida, no tiene grandes aportes originales al género y por momentos pierde dinamismo debido a la reiteración esquemática tanto de situaciones personales del protagonista como de batallas con su nuevo enemigo. En un análisis comparativo la primer entrega Spider-Man: De regreso a casa era más interesante, sin embargo, ésta segunda parte deja las puertas abiertas para una tercera que con la madurez del personaje podría resultar interesante. Por último, como consejo, no se retiren de la sala de cine hasta que terminen todos los créditos pues hay dos escenas extras al comienzo y final de los mismos. Una de ellas funciona como apertura hacia una posible nueva parte y la otra como gag, un elemento típico de comicidad del MCU.