Spider-Man: lejos de casa

Crítica de Alejandro Franco - Arlequin

Spiderman: Lejos de la Coherencia. Mientras que la última aventura de arañita entretiene (y mucho), por otro lado la historia deja que desear (y mucho). Es cierto que la última iteración del mas amado superhéroe de Marvel tomó un camino claramente iconoclasta cuando Tom Holland se puso la máscara pero, a esta altura, los golpes de efecto – si bien te dejan con la boca abierta – terminan por hacer crujir la credibilidad cuando uno analiza en retrospectiva la trama. Oh, si, ésta es una de esas típicas películas de refrigerador de las que hablaba Hitchcock en donde el director hace magia, te encandila con el prestigio y después te das cuenta de todas las pifias y costurones del engaño horas después de que saliste del cine. No sólo hablamos de los cambios importantes a la mitología del personaje – comencemos por la sexy milf que es la tía May, la cual conoce la identidad secreta de su sobrino, amén del traje con superarmas, la “vibra de Peter” (en vez del sentido arácnido) y un montón de otras sorpresas y truculentos retoques que están acercando al Hombre Araña al peligroso terreno de herejía de El Hombre de Acero – sino porque los minutos finales (y las secuencias post créditos) no tienen ningún sentido. No solo te hace re-examinar prácticamente todo el Universo Cinemático Marvel que viste hasta ahora (¿era realmente tal personaje? ¿o sólo el impostor? ¿es un salto de continuidad, así como pasaba al principio de De Regreso a Casa que ubicaba la aventura de arañita 8 años después de Los Vengadores… o sea que en el año 2020??), sino que el sensacionalismo eleva tan alta las expectativas que resulta imposible resolverlo con una continuación lógica. Mas ahora que Sony y Disney / Marvel se divorciaron con lo cual quedan todas las bol… naranjas del malabarismo en el aire. ¿Cómo resolver los romances otoñales entre Happy Hogan y tía May?. ¿Qué diantres van a hacer con la herencia Stark?. ¿Cómo van a congeniar todo eso – como si nunca hubiera existido -, mas el plus de las apuestas hechas en los últimos 10 minutos del filme?. El Universo Cinemático Sony precisa un genio para resolver todos estos dilemas, a menos que le pidan prestado el aparatito a los Hombres de Negro y neuralicen a toda la platea.

Pero si la aventura en cuestión está metida con calzador (en cuanto a continuidad) en el Universo Cinemático Marvel, el otro problema es la historia en sí, que es una parafernalia prepotente y sin sentido. No me aburrí, es cierto, pero me llegó mas al corazón las correrías de arañita por los rascacielos de Nueva York en los últimos cinco minutos de la cinta que todo el show exagerado de los 85 minutos previos. ¿A dónde fue a parar la intimidad y el personalismo del superhéroe arácnido?. A estas alturas las aventuras de Tobey Maguire y Sam Raimi parecen un show minimalista a lo Dogma 95 comparado con Holland combatiendo amenazas siderales que arrasan ciudades y contra las cuales las telarañas no dan resultado. Quizás el mayor problema de la era Jon Hamm es que Peter Parker es un niñato que carece de independencia y que siempre debe estar bajo el ala de alguien. Antes era de Tony Stark, ahora de su herencia y de Quentin Beck / Mysterio & Nick Fury, quienes viven mandoneándolo / dándole consejos y llenándole la cabeza en vez de dejar al tipo lidiar con sus dramas y encontrar solo su propio camino. Como ocurría en Homecoming Parker lo termina haciendo – casi siempre en la segunda mitad del filme – y es ahí cuando se pone interesante la película y se acerca al Spiderman que todos conocemos.

Acá hay mucho humor, buenas actuaciones (¿cómo desperdician a Jake Gyllenhaal en este rol?; denle a este tipo un disfraz y un rol de superhéroe en el MCU ya por favor!), gran química entre los protagonistas y hay muchas escenas individuales que funcionan, pero el todo no es la mera suma de las partes. La presencia de Tony Stark sigue intoxicando todo (en este caso, la ausencia y el duelo por su sacrificio en el clímax de Endgame; la presión de todos, que ven en Spiderman el sucesor natural de Iron Man; la pérdida del mentor en el difícil oficio de ser superhéroe – en donde Tony termina suplantando el rol de faro moral que tenía el tío Ben en las historietas, otra decisión discutible de la nueva saga -) y la aparición de Mysterio (un nuevo superhéroe proveniente de una Tierra alternativa existente en otra dimensión y que llegó por una falla en el segundo snap al final de Avengers: Endgame) sólo hace que otro tipo maduro siga opacando a arañita. El guión quiere hacer muchas cosas – mostrar a un Parker inseguro, que prefiere ceder el protagonismo a otros héroes mientras intenta disfrutar su adolescencia, o que descubre el amor y deja expuesto su lado mas sensible – pero, para ello se mete en el berenjenal de hacer que un pibe de 16 años quede a cargo de un arsenal galáctico al estilo del Star Wars imaginado por Ronald Reagan en los años 80, una estupidez mayúscula que sólo se le puede ocurrir a estos libretistas, amén de pasar por alto una tonelada de otros vengadores (Pantera Negra, Hulk, Bruja Escarlata y un largo etcétera) que estarían mejor adecuados, mas maduros e inteligentes, no sólo para hacerse cargo del programa de defensa satelital de Stark sino para lidiar con la amenaza de los Elementales en Europa (¿y Pepper Potts? ¿acaso no le corresponde a la viuda manejar la herencia de su marido?). Es absurda la obsesión de Nick Fury para que Spidey se haga cargo de una amenaza para la cual claramente no está calificado (aunque después el libreto explica el por qué). Y cuando llega la hora de las revelaciones todo se transforma en una de Misión Imposible pero con superhéroes (poner acá onomatopeya de dientes crujiendo!).

Honestamente, no sé si el divorcio de Sony / Disney no es lo mejor que le puede pasar a Spidey en esta nueva etapa. Sacando de la ecuación el encastre forzado con el MCU – y dejando a Spiderman en Nueva York, siendo el superhéroe barrial de siempre y lidiando con Venom, Morbius y su propio universo cinematográfico mas acotado y tradicional -, le daría mas oxígeno y volvería sus aventuras a caminos mas tradicionales. La gente de Sony se sale de la vaina por hacer cosas revolucionarias, pero yo quiero ver a Peter noviando, hablando sus dramas con tía May en la intimidad de su cocina o viendo cómo estudia para el examen del día siguiente mientras debe combatir la amenaza del día. Los trajes robots, los monstruos siderales y las revelaciones de su identidad secreta a medio cast están ahogando al superhéroe que amamos. Con Spider-Man: Un Nuevo Universo Sony demostró que puede hacer las cosas diferentes y con calidad; acá esto se está transformando en un culebrón cada vez mas inflado y sacado donde va a llegar un punto en donde las explicaciones brillen por lo ridículo de su ocurrencia.

PD: nombrar a la desaparición masiva de billones de personas como “el Blip” es uno de las peores ocurrencias de la historia del cine. ¿Por qué no “el snap” (mas cercana a la explicación del mismo Thanos) u otro nombre mucho menos ridículo??.