Spider-Man: de regreso a casa

Crítica de Roberto Iván Portillo - Cinéfilo Serial

¿Cómo sería el Hombre Araña si la filmara John Hughes? La productora Marvel Studios dijo manos a la obra a una nueva versión del arácnido en su etapa colegial.

Llegó el momento, luego de tener su aparición en “Capitán América: Civil War” (2016), el actor Tom Holland se pone el traje para la tercera versión de “Spiderman” para la pantalla grande (en menos de 12 años) que torna de un tono diferente a las entregas anteriores. En esta nueva edición marveliana, es un adolescente en busca de emociones constantes.

Nuevo mundo, nueva introducción. El recambio generacional llega desde el primer momento, la presentación del personaje se realiza a través de un autovideo que graba el protagonista con su celular contando cómo fue su participación en la batalla Iron Man/Capitán América. Como si se tratara de un detrás de cámara de la anterior película. Y es así que las referencias a las obras pasadas de Marvel no acabarán (serán irritantes), como también las continuas multipantallas que tendrá el precoz estudiante de 15 años. Por ejemplo, ¿Cómo es que se hace famoso este superhéroe? Una simple palabra: Youtube.

Este relanzamiento viene con varios cambios internos, Peter Parker ya no es aquel joven responsable que busca combatir la justicia por el duelo de su tío Ben. Ahora quiere ser cool, combatir contra villanos es genial, no un deber. Por ende, no revela su identidad secreta porque tiene miedo de que su tía, Mey, (Marisa Tomei) no lo deje volver al ruedo y no por la seguridad de sus seres queridos como lo fue en las dos anteriores.

Además, el tema de la muerte es un tabú. No se habla de la pérdida (nunca se menciona a Ben) o de asesinar a alguien (sacarle la vida a alguien no es una posibilidad), son terrenos intocables en esta nueva versión. En especial para el mismo protagonista, nunca se plantea que pueda terminar en una tumba porque la valentía se marcha para un costado para dar lugar a un Hombre Araña temerario.

Asimismo, el héroe nunca estará solo en ningún momento. Estará constantemente bajo la vigilancia de su mentor Tony Stark (Robert Downey Jr) y rodeado de sus compañeros de la escuela. Incluso cuando le toca hacer los soliloquios, su propia prenda estará para escucharlo y aconsejarlo (es un traje inteligente).

Los escritores John Francis Daley y Jonathan Goldstein (“Vacaciones”, 2015) tuvieron el deber de recrear este mundo adolescente como si fueran el mismísimo John Hughes, pero los diálogos forzados dejan atrás toda lo grandilocuencia que tenía el director de los ochentas.

Incluso, la puja entre guionista y director se nota escena tras escena, de un momento jocoso pasa a una situación terrorífica (siempre desde la visión de un chico de la secundaria). Jon Watts (“Cop Car”, 2016) se destaca en las propuestas escalofriantes, instantes de vértigo y en los interrogatorios, pero es justamente en esa ambigüedad que el film logra un desbordamiento natural.

Lo más subrayable del film es la actuación simpática e idónea de Tom Holland, aquella promesa juvenil de “Lo imposible” (2012), quien calca a la perfección al arácnido con sus preocupaciones, impaciencias y bajones. Es gracias a él que al fin y al cabo los chistes funcionan y generan comodidad. Y el villano Vulture, a.k.a el buitre, interpretado por Michael Keaton, quien por tercera vez se pone alas (“Batman”, “Birdman”) y logra sacar tensión y zozobro con Holland, tanto con la indumentaria puesta como fuera de ello. Punto en contra con el desarrollo del enemigo Shocker, que tuvo que ser encarnado por dos actores diferentes (uno es eliminado por accidente), ya que no tenía ni peso en la historia.

El reparto, lleno de actores del momento (Zelaya, Donald Glover, Martin Starr, entre otros), complementa el largometraje de forma admisible por el alejamiento de la estrella principal, no están pendiente de lo que hace Spidey, respiran sus vidas y la desempeñan acorde a ello.

“Spider-Man: Homecoming” es un divertido reboot juvenil, una semilla bien planteada por un personaje adolescente, en el cual sus mayores proezas se ven al final, donde se deja atrás todos los utensilios del uniforme. Pero que todavía, no ha dado sus frutos.

Puntaje: 3/5