Spider-Man: de regreso a casa

Crítica de Jessica Blady - Malditos Nerds - Vorterix

ESE AMIGABLE VECINO

El superhéroe arácnido está de vuelta, más teen y hormonal que nunca.
En los últimos 15 años tuvimos cinco aventuras protagonizadas por el superhéroe arácnido, encabezadas por actores y directores muy diferentes entre sí. Sam Raimi, Marc Webb, Tobey Maguire y Andrew Garfield hicieron lo suyo aportando a la mitología cinematográfica de Spidey, pero llegó el momento de un nuevo reboot, y un poco de sangre fresca para encarnar al trepamuros creado por Stan Lee y Steve Ditko.

El jovencito Tom Holland (“Lo Imposible”) dejó una muy buena impresión cuando se sumó al Universo Cinematográfico de Marvel en “Capitán América: Civil War” (Captain America: Civil War, 2016), justamente, por su espíritu adolescente (y el entusiasmo) tan propio del personaje. Así, se ganó su propia franquicia de la mano de Sony Pictures, aunque bajo el ala mega protectora de Marvel/Disney.

A diferencia de las encarnaciones anteriores, este Peter Parker no necesita presentación, traumas, ni historia de origen. Esto se resuelve en una simple frase de “me picó una araña y ahora tengo todos estos poderes”, un punto a favor de la película del casi debutante Jon Watts, pero una historia un tanto limitada (y encajada) a los confines del MCU, que la priva de cierta libertad narrativa, al menos en esta primera entrega.

“Spider-Man: De Regreso a Casa” (Spider-Man: Homecoming (2017) celebra –entre líneas- la vuelta de los derechos del personaje a la editorial, mediante un acuerdo cinematográfico que, obviamente, favorece al estudio del ratón y no permite (por ahora) su presencia en el futuro universo expandido que Sony planea llevar a cabo de la mano de Venon y Black Cat and Silver Sable (“Silver & Black”).

Desde el mismísimo comienzo nos dejan en claro que ésta es una película del MCU. Todo arranca tras la batalla de Nueva York (esa librada en “Los Vengadores”), donde Adrian Toomes (Michael Keaton) y su equipo de trabajo se dedican a remover los escombros y chatarra alienígena que dejaron atrás superhéroes y chitauris. Todo bien, hasta que cae el gobierno y Control de Daños para hacerse cargo del asunto y apoderarse de toda la tecnología extraterrestre. A Toomes no le cae bien este trato con el que va a perder muchísimo dinero, y decide apoderarse de algunas cositas y emprender una nueva empresa, esta vez criminal. Sí, así nace este villano, un tanto agarrado de los pelos, pero ya sabemos que Marvel no se especializa en tipos malos, si no en los héroes que salvan el día.

Saltamos en el tiempo, ocho años después (no se molesten, a nosotros tampoco nos dan las cuentas) cuando Peter se cruza con Tony Stark (Robert Downey Jr.) que lo lleva hasta Alemania para hacer equipo en contra del Capi. Esto ya lo vimos en “Civil War”, pero esta es la perspectiva del adolescente que decide documentar su experiencia como pseudo youtuber. Todo es excitación, hasta que se acaba y tiene que volver a su casa en Queens junto a la tía May, y a la aburrida rutina de la escuela secundaria.

Parker es el típico pibe de 15 años, medio nerd, medio tímido, que pasa sus días con amigos, mirando desde lejos a la chica de sus sueños, y esperando que suene la campana para calzarse el traje arácnido y combatir el crimen en las calles de su barrio. Ok, tal vez no tan típico. Lo que Peter aguarda con ansias es la llamada de Stark para unirse a los Vengadores, algo que no va a ocurrir así de fácil porque, en definitiva, es un nene que debe aprender a caminar antes de saltar por los techos (admitimos que esta no es la mejor analogía).

“Spider-Man: De Regreso a Casa” no es una película de origen, pero sí el camino del héroe que debe encontrar su verdadero propósito. Peter es más un Luke Skywalker dando sus primeros sablazos, y claro que necesita un Obi-Wan, en este caso, un Tony Stark que hace las veces de mentor y figura paterna, tratando de no meter la pata, ni soltarle del todo la correa.

Spidey es el “héroe” barrial, ese vecino amigable que rescata gatitos de los árboles y ayuda a las ancianas a cruzar la calle, pero quiere/necesita más acción y es lo que encuentra cuando se topa con Toomes y sus secuaces, dedicados a la fabricación y contrabando de armas “especiales”, que operan desde hace años por debajo del radar de la policía, el gobierno y, por supuesto, los Avengers.

Ya se pueden imaginar por dónde vienen los conflictos, con Parker creando más problemas que soluciones y Stark -y Happy (Jon Favreau) como niñera- tratando de evitarlos cada dos segundos. Una relación que no está mal planteada, aunque molesta cada vez que Iron Man llega para salvar el día.

Las mejores películas superheroicas de este año (“Logan”, “Wonder Woman”) se lucen, justamente, porque no dependen 100% de la franquicia de la que forman parte. Hay guiños por aquí y por allá, pero las historias son completamente independientes. Con “Spider-Man” ocurre lo contrario, podría ser mucho mejor desde lo narrativo si no insistiera tanto en el anclaje del MCU y su infinidad de referencias.

Esto habla un poco de la falta de confianza de Marvel/Disney en su personaje y en un actor que se come la película. Al igual que su alter ego, Holland debe sufrir el codazo constante de Downey que, no estará todo el tiempo en pantalla, pero cuya presencia tiene un peso específico a lo largo de toda la trama.

Holland se luce con su carisma, su entusiasmo constante y su emotividad, cuando lo necesita. La “coming of age” y la historia estudiantil que tanto nos prometían queda relegada cuando entra en juego la acción, los superpoderes y los actos heroicos, pero el espíritu adolescente siempre va de la mano con su protagonista.

Jon Watts se atañe al estilo de Kevin Feige evitando los dramas y la violencia excesiva. Este Spidey parece indestructible y ni le vemos un rasguño después de cada batalla, una de las tantas inconsistencias de la película, detalles menores que no obstruyen la historia. Una trama genérica, sí, villanos con motivaciones de medio pelo, pero el conjunto funciona porque está bien filmado y desarrollado, y el héroe responde a u naturaleza, más teen que nunca.

Molesta que tía May sólo sea parte de un chiste MILF que se repite hasta el cansancio; que el simpático y diverso elenco de compañeritos esté bastante de adorno, más allá de Ned (Jacob Batalon), el mejor amigo de Peter; que los “malos” sean latinos y afroamericanos (¿really?), y que malgasten la figura de Donald Glover en un papelucho tan deslucido.

“Spider-Man: De Regreso a Casa” suma diversidad (algo que sin duda le falta a Raimi), rebeldía y conflictos adolescentes protagonizados por adolescentes, y sangre nueva a una franquicia que se desgasta mucho más cunado se apoya en personajes demasiado explotados (te estamos mirando a vos Tony). No aporta mucho desde lo visual (las referencias a otras historias superheroicas son horriblemente palpables) y se empecina en mantenerse dentro de los límites del MCU, lo que le quita frescura y un poco de originalidad que, esperemos, resuelvan en entregas posteriores. No estamos ante la novena maravilla del género, pero le damos la bienvenida a Holland con los brazos abiertos.