Spider-Man: de regreso a casa

Crítica de Guillo Teg - El rincón del cinéfilo

¿Otra vez el Hombre Araña? Tres lanzamientos distintos en quince años con un total de seis películas a razón de 2 por lustro. Que a Hollywood no le importa nada y hace todo para contentar a los fans no es ninguna novedad, aunque para el cine sea lo peor de lo mejor. Será vano intentar encastrar esta media docena de productos. Sam Raimi llegó a la tercera, y luego vuelta a empezar. Peter Parker cambió de Tobey McGuire a Andrew Garfield para (otra vez) decir: “Había una vez un estudiante que lo picó una araña que le concedió poderes… y que Mary Jane y el tío Ben y la tía May, etc”
¿Y ahora? Bueno, parece que Sony tiene los derechos de este cómic, pero Marvel logró incorporarlo al universo de Los Vengadores. Más precisamente en la última entrega de “Capitán América: Guerra Civil” (2016). Ahí aparecía, pero en la voz y el cuerpo del pibe Tom Holland. Por eso, y sólo por eso, tenemos otra vez al Hombre Araña frente a las butacas.
La única diferencia sustancial de “Spider Man: De rgreso a casa” es la construcción del personaje principal. Los seis guionistas, diferencias creativas mediantes, intentan dos cosas: la primera, es insertarlo en el universo ya mencionado. Arrancamos desde que el edificio de Tony Stark (siempre bien Robert Downey Jr.) es destruido por el villano que Loki había soltado en la primera de “Los vengadores” (2012) pero, a la vez, hay una referencia a “Capitán América: Guerra Civil”: “el otro día le robé el escudo”, le cuenta Peter a su mejor amigo en el colegio. Con lo cual hay un defasaje en el armado de la “historia” que venimos siguiendo, o como mínimo resulta confuso.
Lo segundo que intentan, y esto sí les sale bien, es hacerse cargo de que Peter Parker tiene sólo 15 años, y como tal tiene todas las dudas, vergüenzas, tribulaciones, miedos e inquietudes de un chico de su edad, más allá de los súper-poderes. En esto se centra lo más interesante.
Apadrinado por Iron Man y Happy (Jon Favreau), al chico se le asigna un traje a medida, pero a la vez se le exige que se quede en el colegio y con bajo perfil. Lo dijo JFK: “Ante un gran poder viene una gran responsabilidad”, o algo así. En este sentido “Spider Man:De regreso a casa” bien puede ser una comedia sobre el cambio de etapas (o coming of age como le gusta importar a la crítica vernácula), y como tal funciona a la perfección. La complicidad con su mejor amigo, la timidez frente a la chica más linda de todas, charlas sobre video juegos, campeonatos intercolegiales (de matemáticas), el baile de graduación, etc. Todos son grandes temas en la vida de éste adolescente muy bien interpretado por Tom Holland, quien le da carisma, pero también algo de torpeza genuina e inocencia alternada con tener que hacerse responsable de las buenas y malas decisiones.
Sobre este eje transita la película con un villano de turno, interpretado por Michael Keaton, que trata de traficar armas artesanales hechas con los restos de chatarra que se roba del último ataque extraterrestre ya mencionado. La vuelta de tuerca respecto de este personaje no sólo es graciosa, sino que invita a seguir de cerca la dualidad de su comportamiento.
Las escenas de acción son decentes. No mucho más. Las hemos visto de mejor factura en cualquier otra entrega de Marvel, en especial en el uso del CGI. Y mejor no entramos en detalles con la escena del Ferry, porque es tan espectacular como inverosímil.
Hay una sensación a “una de cal y una de arena” en este estreno, pero si en verdad esta va a ser la construcción del personaje, sólo queda rogar que le vaya bien y la sigan con este, porque si hay otro relanzamiento dentro de cinco años, aviso: no cuenten conmigo.