Spider-Man: de regreso a casa

Crítica de Giuliana Bleeker - CineFreaks

El amistoso vecino está de regreso

Desde el momento en que se supo que Sony Pictures había dado luz verde para que el superhéroe adolescente fuera parte del Universo Cinematográfico de Marvel (MCU), Spider-Man no ha hecho más generar expectativas entre los fans y no tan fans del personaje. La pequeña pero asombrosa presentación del arácnido en Captain América: Civil War (2016) como parte del team Iron Man, fue festejada por el público que vio en el actor Tom Holland toda la gracia y el espíritu juvenil de un auténtico Hombre Araña. Sin embargo, todavía quedaban ciertas dudas respecto a cómo llevaría el papel de Peter Parker o si su mentor, Tony Stark, terminaría acaparando la mayor parte del film. Finalmente, la espera valió la pena: Spider-Man Homecoming es la mejor adaptación del Trepamuros y una de las películas superherocas más divertidas de los últimos años.

Luego de que el mundo conociera a Spider-Man a través de un video que él mismo grabó mientras luchaba con los Vengadores, el joven de 15 años debe regresar a sus días rutinarios como estudiante y amigable héroe de barrio. A pesar del entusiasmo de Peter por enfrentar nuevas misiones, Tony Stark/Iron Man (Robert Downey Jr.) se niega a reclutar al muchacho y establece una vigilancia constante sobre él. Pero un nuevo villano apodado como El Buitre (Michael Keaton) aparece en escena y Peter cree ser capaz de detenerlo.

Tom Holland (Lo Imposible, 2012) personifica a un Peter Parker diferente al que pudimos ver en las anteriores versiones. Se trata de un joven muy aggiornado a los tiempos que corren, cuyos conflictos tienen que ver más con los típicos cambios de la etapa adolescente que con la cuestión moral de salvar a la humanidad. La inmadurez y el carisma con los que Holland lleva adelante este personaje encajan perfecto con el enfoque ganchero y lleno de guiños propuesto por el director Jon Watts (El payaso del mal; Cop Car), quien eligió mostrarnos un film más realista y cercano a las comedias juveniles desarrolladas en la preparatoria.

La historia evita narrar el origen de los poderes de Peter por tercera vez y aquello resulta un punto a favor, dado que en el imaginario colectivo aún permanecen muy frescas la trilogía de Sam Raimi y las dos últimas entregas de The Amazing Spider-Man. En pos de evitar cargar la película de dramatismo, la muerte del tío Ben, que en la primera cinta de Spider-Man resulta un hecho elemental para las decisiones futuras de Peter, aquí tampoco es relatado. Por otro lado, la tía May (interpretada por Marisa Tomei), se nos presenta con una faceta nunca antes vista en el cine: mucho más simpática, despreocupada y rejuvenecida.

Muy por el contrario de lo que parecían pronosticar los tráilers, Tony Stark en ningún momento intenta desplazar a Spider-Man y sus escasas intervenciones, siempre desde un lugar paternalista, se limitan a situaciones de peligro extremo.

En el caso del villano representado por el excelente Michael Keaton, quien otra vez se coloca las alas luego de la premiada Birdman (2014), cabe decir que se encuentra a la altura de las circunstancias. Al tratarse de un personaje más bien urbano, sin demasiada majestuosidad, cala estupendamente para una primera película donde Peter recién está aprendiendo a manejar sus poderes. El Buitre de Keaton es un villano realista cuyas motivaciones no pasan por conquistar el mundo o destruirlo. Su prioridad es la familia y tan solo desea vivir cómodamente, por más que el medio para conseguirlo implique una amenaza para la sociedad.

Las más de dos horas de duración que presenta el film apenas se sienten. Watts le otorga a la narración el dinamismo y el humor característico de Marvel, acompañado por la incorporación de gags y una magnifica banda sonora con reminiscencias de los ‘80. La escena de los créditos finales rinde un divertido homenaje a la cultura pop de manera similar a la que pudimos disfrutar este año con Guardianes de la Galaxia Vol.2.

Spider-Man Homecoming cumple con las expectativas y nos ofrece un relato entretenido, ágil, verosímil y muy a tono con el cómic. Sin dudas, Tom Holland es el Spidey que necesitábamos ver en pantalla grande y esperamos, sea ésta la versión definitiva.