Space Jam: Una nueva era

Crítica de Fernando Pantuso - 4 Críticos

Directo a la nostalgia de la generación millennial, llega la secuela de aquella película que unió al gran Michael Jordan con los desfachatados Looney Tunes. En ese 1996 las taquillas dieron cuenta de un gran éxito comercial para toda la familia. Y aunque si bien, la unión entre el plano real y animado había sido introducida años atrás en "¿Quién engañó a Roger Rabbit?, la propuesta resultó muchísimo más ambiciosa que la película de Zemeckis.

Pero Space Jam ¿era tan buena como creemos que era?. Eso es difícil de responder. El cine tiene mucho de experiencia emocional, por lo que si logra esa conexión espiritual con el espectador, podríamos concluir que su tarea es totalmente satisfactoria. Parte de eso seguramente haya estado influenciado por la introducción del primer retiro de Jordan y su posterior regreso al basket. Haber anclado la película allí, como una experiencia bisagra en su carrera profesional fue un gran acierto para seguir reconociendo a una figura tan particular como lo fue el jugador neoyorquino.
Todo esto nos sirve para contextualizar y dimensionar los motivos que hacen de "Space Jam: Una nueva era" una experiencia completamente fallida.
En primer lugar porque Lebron no es Jordan. Y no hablamos de cuestiones estrictamente deportivas, sino respecto a su personalidad. Y en segundo, porque 2021 no es 1996 y muchos de los trucos que pudieron ser innovadores resultan gastados y aburridos.
Se puede creer en las buenas intenciones que hacen que Lebron y Bugs luchen contra un villano algorítmico personificado por Don Cheadle, casi como un intento de modernizar ideas de forma informatizada. Pero no se puede consentir que un guión esté más preocupado por introducir referencias culturales a personajes de Warner, que en desarrollar una historia interesante.
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"Space Jam: Una nueva era" va derechito hacia el club de las secuelas fallidas, incapaces de recuperar siquiera algo de su propuesta original. Una suerte de caricaturización sin gracia, de algo que quizás no era necesario revisionar.