Soy mucho mejor que vos

Crítica de Verónica Quírico - El Espectador Avezado

Luego del pequeño e importante éxito independiente de Che Sandoval en su tierra ("Te creís la más linda pero erís la más puta"), este joven cineasta continúa la senda de superación creativa, en un nuevo film intimista, áspero, crudo y muy divertido llamado "Soy mucho más que voh". Conectada emocional y pragmáticamente con el primer opus de Sandoval, aquí tenemos un spin-off que rescata a un personaje de aquella peli de 2009, el Naza (Sebastián Brahm).
Este hombre ya cuarentón, arquetipo típico de una masculinidad local, que parece estar en crisis. El Naza (o Cristóbal), casado y con un hijo, clase media que intenta afirmar un pyme sin futuro, enfrenta un via crucis personal al ser abandonado por su esposa, quien viaja a España sin su consentimiento, becada a estudiar algo que le apasiona.
El tema es que la familia se desintegra y en ese devenir, el hombre fuerte parece hacer agua y perder su norte personal, agobiado por la silenciosa lucha de poder que parece haber sostenido con su mujer. Esto le provoca a nuestro protagonista una gran contradicción, y comienza a desaparecer de los lugares que frecuentaba, desprendiéndose de los suyos y tratando de lidiar con una queja fuerte, que se exterioriza en una búsqueda de sexo confusa, a veces delirante, otras patética.
Pero "Soy mucho más que vos" plantea incluso otros caminos, al generar una perfil de hombre clasista, insatisfecho, culto y a la vez, fuera de registro (se nota a las claras que la noche no es lo suyo y que los años de casado le han hecho perder velocidad para resolver ciertas cuestiones) que sorprende. El Naza tiene muchos matices para apreciar y Sandoval logra exponerlos a todos, de manera directa y sin disfrazar sus miserias.
En tono de comedia agridulce, "Soy mucho..." nos lleva de viaje por la noche de una Santiago poco conocida, en la que la gente, tiende a mostrarse natural, casi diría sin frenos inhibitorios. Encontrarán boliches, prostíbulos, acosos y levantes callejeros, contradicciones, robos y desconcierto. Todo, a una velocidad verborrágica implacable que amarás desde el primer momento. Eso si, que no te falle el subtitulado.
Che Sandoval logra superar su ópera prima y salir a un medio urbano más complejo, explorando la masculinidad en crisis de su personaje principal (y si no escuchen como define el personaje de la porteña a los chilenos cuando de sufrir por amor se trata) y haciendo pasar a su público un gran momento. En BAMA Cine, a pasitos del obelisco y en el Arte Multiplex de Belgrano es la cita. Muy recomendada.