Soy el número cuatro

Crítica de Ramiro Ortiz - La Voz del Interior

Personas voladoras no identificadas

Existen las “típicas” películas españolas, francesas, italianas y argentinas. Imposible definirlas, pero existen. Muchos espectadores somos capaces de reconocerlas. Soy el número 4 es una “típica” película norteamericana y es más que recomendable en su género. La dirige un cineasta con no mucho cartel internacional, pero a sus espaldas acompaña Michael Bay, palabras mayores en cine de acción a gran escala.

Y Soy el número 4 tiene acción, aunque también sintoniza con buena fidelidad géneros como el terror, la ciencia ficción, la comedia, el suspenso o el romance.

La salvedad mayor en relación a otros productos de Bay (sin quitar un merecido protagonismo al director y su equipo) es que éste tiene a un grupo de adolescentes casi adultos como protagonistas. John, Sam, Sara o Mark son los típicos chicos que visten desde un póster las paredes de una habitación juvenil, por ser los héroes y antihéroes de esta historia que habla y muestra a extraterrestres cazados por otros extraterrestres en nuestro planeta Tierra.

John está despertando a esa realidad cuando el relato está poniéndose los pañales. Vive sobre una tabla de surf en una paradisíaca playa tropical y de repente es contactado por su tutor, quien le advierte algo que él ya había sentido en su interior. Acaban de asesinar al muchacho que lo antecedía en número de orden y ahora los asesinos intergalácticos irán por él. Mudanza a un colegio secundario y a un pueblo chico, y la pretensión de llevar una vida anónima. Pero John está maravillado con los poderes que están apareciéndole, y está descubriendo aquello que los humanos llaman “amor”.

Puntos a favor en este largometraje son por ejemplo los sobrios y muy buenos efectos especiales, gran banda sonora (tanto de ruidos como de temas pegadizos) y un ritmo manejado con destreza, capaz de amalgamar un momento romántico con una batalla campal con rayos láser o una persecución monstruosa, diseñadas ambas escenas con herramientas de tecnología muy actual.

También destaca el ofrecimiento de una generosa batería de las emociones, entre ellas sobresaltos, tensión, expectativa, comicidad o ternura, o sea las que en general se espera de este tipo de productos.

En su género, por lo alto o por lo bajo, un filme llamado a sumarse a los preferidos de esta temporada que recién empieza.
Y parece que se vienen una o más secuelas.