Soy el número cuatro

Crítica de Martín Morales - MM Críticas

REJUNTE DE IDEAS

Película que junta todos los estereotipos y todos los lugares comunes imaginables de las películas dirigidas al público adolescente y que los envuelve de una simplicidad y de una extrema poca imaginación apabullante. "Soy el Número 4" no es solo una cinta que deja la puerta abierta para muchas secuelas, sino un film en el que son muy pocos los segundos de lucimiento que aquí se desarrollan y son ínfimos los ejemplos de creatividad y de expresión original planteados durante todo el transcurso de la historia.

Luego de que tres de sus "compañeros" hayan sido asesinados por un grupo de extrañas criaturas, John Smith, el cuarto extraterrestre que logró salir con vida de su planeta, va a comenzar a ser perseguido por dichos seres. Él va a tratar de matarlos y de encontrar a algunos de su tipo para que lo ayuden.

La historia tiene dos planteos argumentales que en todo momento se van mezclando: por un lado la tipica historia de amor adolescente, en la que el protagonista se enamora de una mujer y que por ella no va a querer continuar con su objetivo. Esta cuestión, además de no presentar el espíritu que muchas otras películas del mismo estilo desarrollaban (aquí no se siente el amor ni esa atracción física que los une), va evolucionando con una velocidad impresionante que le resta muchísimo entretenimiento y, principalmente, verosimilitud al romance. Por ejemplo: John y Sarah se conocen en el colegio; al día siguiente él está cenando en la casa de los padres de ella, quienes lo reciben con mucha alegría; el ex, celoso, mira cómo ellos están juntos; al cabo de una noche se dan el primer beso y él, rápidamente, se enamora como si fuese la mujer de su vida. Ellos pasan de ser dos personas totalmente desconocidas a conocerse con lujo de detalles en solo unos pocos días, esto es muy poco creíble, y la manera en la que el director decidió llevar adelante todo el triángulo amoroso, desmerece totalmente el disfrute de la cinta.

Por otro lado, se encuentra la historia interesante y el centro fundamental del film: la guerra entre clases de extraterrestres. Miles de veces se ha contado la historia del elegido y de las personas que tienen que tratar de salvar al mundo de la destrucción, aquí no es la excepción y, aunque por momentos la cinta se hace muy disfrutable, nunca se deja de lado la continua utilización de los lugares comunes y de la "copia" de estilos visuales de otras películas. Son muchas las tomas que pueden referir a cientos de cintas del género y demasiadas las situaciones paralelas que van alargando y opacando el eje de la historia. De un principio se sabe cómo esto termina y no hay sorpresas ni situaciones en la que el espectador quede maravillado con la manera en la que se decidieron llevar adelante las imágenes. Los villanos no dan miedo, sus voces son ridículas y en ningún momento logran mostrar la ferocidad y esa furia que los personajes tanto temen. Es más, hay dos criaturas secundarias que dan mucho más miedo que el grupo de personas encapuchadas (¿se acuerdan de Silas en "El Código Da Vinci"?).

Los efectos especiales son correctos, el trabajo realizado en las manos del protagonista y, en especial, en cada una de las criaturas gigantescas que van apareciendo, es muy bueno. Las coreografías están bien filmadas, la banda de sonido es acorde a lo que en escena sucede y logra mantener el "suspenso" de cada uno de los momentos.

Las actuaciones son regulares, ninguno de los actores logra destacarse en su rol. Alex Pettyfer, Timothy Olyphant y Dianna Agron, los tres personajes principales, hacen bien el trabajo en general, pero nunca logran darle la chispa de identidad a sus papeles.

"Soy el Número 4" es una cinta que le faltan muchas explicaciones, que se desarrolla muy rápido, que tiene una premisa muy recorrida en la historia del cine y que nunca logra elevar al máximo, ni mostrar lo más interesante de la historia. Una película que junta muchos estereotipos y no da lugar a que la verdadera identidad de la película logre emerger. Se disfruta, pero no es para nada satisfactoria ni distinta.

UNA ESCENA A DESTACAR: colegio