Sordo

Crítica de Diego Serlin - Todo lo ve

Transformando debilidades en fortalezas

Marcos Martínez vuelve a mostrar su vocación por lo diverso y experimental en este, su segundo largometraje, donde combina el documental con la ficción brindando un punto de vista distinto para reflexionar sobre una discapacidad como la sordera.

Tras su primer largometraje Estrellas, codirigido junto a Federico León y filmado casi íntegramente en la Villa 21 y donde mostraba cómo se va organizando una productora de cine villera que buscar darle trabajo a los habitantes del barrio, Marcos Martínez explora nuevamente el género documental combinado con la ficción en Sordo, donde un grupo de teatro compuesto por actores sordos prepara una innovadora propuesta artística que les sirva de plataforma para intentar vivir de esa pasión.

Con un grupo de teatro creado especialmente para el proyecto cinematográfico y constituido por actores sordos que participan de diversos talleres de teatro de la comunidad sorda de Argentina, el film presenta a cinco jóvenes actores con dicha discapacidad que se plantean ampliar su lugar de pertenencia, y darse a conocer con una obra de teatro centrada en su capacidad de comunicar más allá de que el espectador conozca o no la lengua de señas y que sorprenda desde lo estético.

Con una visión de cámara testigo que va acompañando a este grupo de actores en el proceso de producción de dicha obra, con fragmentos subtitulados y otros relatados por la intérprete del grupo que contribuyen a la comprensión del público, Sordo aborda la temática de la discapacidad sin golpes bajos ni mirada cLAs ondescendiente.

A través del proceso de creación de ésta obra de teatro, centrada en dar a conocer la percepción del mundo de los sordos, su posibilidad de comunicar y la riqueza del lenguaje gestual, Sordo también propone reflexionar sobre los conflictos relacionados a la elección de ser actor (cualquiera sea su condición) cuando debe desenvolverse en el ámbito del teatro independiente.

A pesar de lo interesante de la propuesta, varias escenas se desvían de la historia central haciendo decaer el interés del espectador, y por otro lado, no aprovecha del todo los multiples conflictos propios del proceso de producción de una obra teatral, considerando los 90 minutos que dura el film.

Sordo resulta un documental interesante que, más allá de sus debilidades, propone una mirada diferente y reflexiva sobre una temática poco abordada.