Sonidos vecinos

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

Ópera prima en largometraje ficcional de Kleber Mendonça Filho, Sonidos vecinos recurre a tópicos ya vistos previamente para hablar de la difícil convivencia en un barrio brasileño. La gran ciudad parece absorbernos a todos, y cada uno de nosotros actuamos en consecuencia. Somos bichos de ciudad, rara vez mejor usada esa expresión.
En Sonidos Vecinos se nota la mayor experiencia del director en el terreno del corto y lo documentalista periodístico. Hablamos de un film episódico, pero con relaciones, historias interconectadas entre sí. Maeve Jenkings interpreta a Bia, un ama de casa “alucinada” que intenta hacer callar a un perro vecino.
Gustavo Jahn es João que intenta “formalizar” con una chica que conoció recientemente y encabeza una movida vecinal. W. J. Solha es Francisco, tío del huérfano João, otrora “cabecilla” de la comuna en decadencia desde que se enteró que otro viene a ocupar ese lugar con nuevas propuestas.
E Irandhir Santos que interpreta a Clodoaldo, justamente la amenaza de Francisco, quien promete por una módica suma proteger a los vecinos del robo de sus automóviles, al parecer el grave delito que asola el lugar.
Un puñado de personajes que establecen una relación tirante entre sí, que el director intentará distender con suerte dispar. Sonidos Vecinos juega sobre los bordes, el límite de la exageración, y combina un ritmo leneto en el que por momentos pareciera que nada pasa, con un clima circulante al grotesco aunque nunca ingresando en él.
Estamos frente a un film mutante, cambiante, que vira de un lado al otro de los géneros y en el que permanente pareciera que algo está a punto de estallar; una radiografía de estados alterados. También es fluctuante su estructura de ritmos y clima, su postura estética de cámara y fotografía, como si constantemente fuese probando.
No puede negársele una cierta coherecia interna frente a tantos cambios, el objetivo, el mensaje, siempre es claro y contundente, retratar la convivencia, forzada, de gente a punto de colapsar por el ritmo de la urbe.
Despareja, más lograda o estancada esporádicamente; Sonidos Vecinos se sigue con un cierto interés, y aun que se ubique en Brasil, pareciera hablar de temas universales. Las vecindades existen en todo el mundo.