Sonidos vecinos

Crítica de Diego Lerer - Micropsia

De lo mejor del cine latinoamericano de los últimos años –y todo un suceso crítico y comercial en Brasil de alcances todavía incomprobables–, esta película del realizador y también crítico brasileño se centra en lo que sucede en un condominio de clase media en Recife, en el que los habitantes contratan a una firma de seguridad. Lo que sucede a partir de eso, a través de diversas historias y personajes, es lo que cuenta esta película inusual para los que están acostumbrados a un cine brasileño “for export”, tanto desde los que explotan la violencia urbana como los que lo hacen con el pintoresquismo del interior profundo del país.

osomaoredorKleber trabaja sobre la violencia y los conflictos de clase comunes a buena parte del cine brasileño y latinoamericano, sí, pero lo hace desde una perspectiva inusual, más cerca del cine de Michelangelo Antonioni que del realismo social, creando a la vez tensión y suspenso en situaciones aparentemente pequeñas e intrascendentes como un perro que ladra o un CD que se pierde en un filme en el que el espacio urbano (la ciudad de Recife, con sus particulares conflictos) es un protagonista más –y clave– del relato.

Películas sobre los conflictos de la clase media no son lo que usualmente exporta el cine de América Latina. Esta película es eso y más. Ganadora de uno de los tres Tiger Awards del Festival de Rotterdam de 2012 y precandidata brasileña al Oscar 2013, de hecho uno ya puede ver sus repercusiones en otros filmes latinoamericanos (y, obviamente, brasileños) de los últimos años. Tarde pero seguro, finalmente SONIDOS VECINOS llega a Buenos Aires. Vale la pena correrse hacia el Gaumont o al ArteCinema –los dos cines en los que se exhibe– para verla.