Son como niños 2

Crítica de Diego Batlle - La Nación

Triste comedia sin audacia

En 2010, Son como niños recaudó 162 millones de dólares sólo en los Estados Unidos con su fórmula del reencuentro de un grupo de viejos compañeros de colegio que deciden pasar juntos (con sus disfuncionales familias) un fin de semana largo fuera de la ciudad.

La inevitable secuela tardó sólo tres años en llegar y el resultado es aún peor que aquel ya muy pobre film original. Otra vez con Dennis Dugan como director (es el cineasta preferido de Adam Sandler, con quien supo hacer películas bastante más que dignas como Un papá genial y No te metas con Zohan ), esta segunda entrega reúne a populares comediantes, como el apuntado Sandler, Chris Rock y Kevin James, para una nueva acumulación de bromas de mal gusto, lugares comunes, escatología, machismo y misoginia.

Uno de los mayores desafíos de ver Son como niños 2 consiste en encontrar un gag inspirado, algún mínimo logro cinematográfico. Quien esto escribe no lo halló durante la larga hora y media de desventuras. Todo parece haber sido concebido con el mayor de los descuidos, con la más absoluta impunidad. Pero -y ése es el problema- no se trata de improvisación ni falta de recursos. Aquí se invirtieron 80 millones de dólares y participaron técnicos de reconocida trayectoria en la industria de Hollywood. Sin embargo, todo lo que podía salir mal resultó aún peor.

La idea de adultos comportándose como niños (de allí el título) no tiene por qué derivar en algo tan primitivo y superficial. Pero estos personajes, que se quejan todo el tiempo de sus matrimonios (penoso el lugar estereotipado y prejuicioso que les dan a las esposas que interpretan Salma Hayek, Maya Rudolph y Maria Bello) y de sus hijos, que quieren "fiesta" para liberarse, se quedan luego en la promesa del descontrol para una película que termina siendo torpe, banal y hasta concesiva.

Nadie pide que una comedia sobre cuarentones en plan adolescente sea profunda o apele al ensayo sociológico, pero sí que tenga un mínimo de audacia y desenfado, que divierta y entretenga. Esta propuesta, en cambio, sólo tiene que ver con flatulencias, eructos y testosterona. Y eso es (casi) todo.

Lo preocupante es que con esos rudimentarios elementos Son como niños 2 recaudó más de 130 millones de dólares en los cines norteamericanos. No sería extraño, entonces, que se hiciera una tercera parte. Los productores (el propio Sandler es el principal) apelan a la máxima que impera en el negocio: el público siempre tiene la razón? ¿Siempre?