Somos una familia

Crítica de Federico Ignacio Bazán - Cuatro Bastardos

Somos una familia: La historia de un peculiar clan.
La película nominada a mejor película extranjera en los Oscars 2019, llega a los cines argentinos mostrando una sensibilidad, criminalidad y belleza sobre una particular familia japonesa.
Cuando una familia se encuentra con una niña afuera en el frío y se la llevan, nosotros también entramos en la vida de esta familia. Las peripecias que deben surcar en sus respectivos hábitos arman una película sincera y entrañable. Nominada a mejor película extranjera, Shoplifters, Manbiki Kazoku o “Somos Una Familia” nos trae a esta familia disfuncional para emocionarnos y encariñarnos entendiendo parte del moderno Japón.
Con la habitual simpleza oriental nos presentan a los personajes que deducimos son padre e hijo, la hermana, la madre y la abuela. Todo este marco familiar esconde algo más clandestino, como el trabajo de uno de los integrantes. O más ilegal, como las acciones de otros. O más devastador y triste, como los padres de la niña encontrada. Lo que sobresale del film son las interpretaciones individuales que tienen mucho más peso cuando se contemplan en conjunto, como una verdadera familia.
Desde Lily Franky y una brillante Sakura Andô, interpretando a los “padres” de la familia, como la mismísima abuela que presenta esos gestos tan gentiles como directos. Muchos de estos ademanes de cada personaje recordarán a algún familiar que tengamos, por lo más simple que sea, demostrando lo universal de lo hogareño.
El director y guionista Hirokazu Koreeda logra mostrar postales familiares gracias una bien lograda fotografía y a la representación de simples y comunes acciones, como conocer bichos en árboles, o bañarse, o comprarse ropa. Eso descubre la niña, una buena familia. Pero también existe la delincuencia. La película robará algo más que nuestra atención.
Las buenas actuaciones, junto a una destacable dirección y guion nos entregan este film simple, profundo y devastador de lo que viven ciertas familias en Japón. Todo se une hacia el final. Cada personaje finalmente despliega su pesar como una hoja de papel se despliega arrastrada por el viento.
Las simples metáforas y mensajes, no son distraídas por movimientos de cámara exhaustivos. Solo hay gestos que dicen la verdad, en este drama sin ningún engaño. Con personajes memorables, posibles doble moral y planos fijos donde la mirada nos dice todo.