Somos nosotros

Crítica de Migue Fernández - Cinescondite

"Todo comienza con el atardecer de una Mar del Plata fuera de la temporada de verano, sin turistas ni luces de neón, opaca, casi despoblada salvo por un grupo de amigos de no más de veinte años que tratan de que el tiempo pase, mientras andan en skate, están con sus novias o intentan conseguirlas. El título afirma una voluntad generacional: somos nosotros".

Varios son los aspectos destacables en Somos nosotros, los cuales no tienen mucho que ver con la construcción tradicional del cine. Uno de ellos responde al excelente uso del lugar, se nota mucho esmero en la cuestión espacial que supo ser bien aprovechada. La ciudad en la que transcurre es Mar del Plata, la feliz, la que muchos conocemos atestada de gente en temporada alta, pero son pocos los que la ven realmente "vacía". En lo que otros verían como un problema, es decir la ciudad veraniega por excelencia pero sin gente, el director se encuentra con lo que le es conocido y se siente cómodo. Es un mérito del debutante Mariano Blanco, de apenas 20 años cuando rodó la película, mostrarla como tal, con su interminable cámara en mano. Los chicos se mueven de un lado a otro, ya sea a otra casa, a los videojuegos o a una fiesta. Se juntan a andar en skate, se trasladan buscando a alguna mujer, y todo esto por una ciudada reconocida, aunque de forma distinta.

La película se trata de un día en la vida de tres amigos, que empieza a las diez de la mañana con Mariano, que le pasa la posta a Lorenzo a la tarde y cierra durante la noche con el Koala. Cada uno se traslada de una forma diferente pero con un objetivo en común, terminar el día con los pibes.

Los personajes no tienen desarrollo, ni profundidad, las historias tampoco, la musicalización brilla por su ausencia y hace pensar mucho en Kids (1995, de Larry Clark), aunque sin el SIDA o las drogas, o en Paranoid Park de Gus Van Sant. Estos aspectos más la ausencia de trama harían de esta una película que no se podría ver, y sin embargo no es así, porque el objetivo no es el convencional. El director refleja ese espíritu adolescente en una ciudad vacía no porque sea una elección estética, sino porque es así. No hay otra intención más que la de mostrarse como tales, será voluntad generacional o carta de presentación, pero al final uno sabe que ante la pregunta por ¿quiénes son?, no hay duda de que son ellos.