Somnia. Antes de despertar

Crítica de Facundo Vallejos Yunes - Tiempo de Pochoclos

Para dejar claro desde un principio, Somnia: Antes de Despertar, no es una película de terror al 100%, si no que es una fusión de varios géneros y en este caso, eso es un punto que le juega a favor.

Planteando la premisa de que un niño de 8 años llamado Cody (interpretado de una manera muy acertada por Jacob Tremblay) es adoptado por Jessie (Kate Bosworth) y Mark (Thomas Jane), luego de que la pareja sufra una pérdida irreparable. Este niño esconde un secreto: todos sus sueños y pesadillas se hacen realidad. Sus nuevos padres tendrán que descubrir cómo enfrentarse a esta situación antes de que sea tarde.

Como mencioné al principio, esta película fusiona varios géneros. Se puede decir que la base en este caso es la fantasía, ya que se puede observar los distintos tipos de sueño que tiene Cody, teniendo en cuenta aspectos psicológicos reales sobre el estudio del sueño, donde una persona tiene "sueños residuales", dicho en palabras más simples: sueños que tienen como punto de partida, la mezcla de vivencias y hechos que uno transitó a lo largo del día. Las escenas de los sueños tienen un tinte mágico que distan mucho de una película de terror que estamos acostumbrados hoy día, pero cuando irrumpen las pesadillas, entramos en un terreno oscuro y con algunos momentos de tensión bien creados. Esto último, se puede decir que tiene una gran influencia de las películas de Guillermo del Toro como "El Laberinto del Fauno". El CGI (Imágenes Creadas por Computadora) en esta película es buena en algunos momentos y en otros momentos la calidad decae, en especial en las partes donde el ente malévolo aparece, arruinando la tensión/miedo construida.

La pareja principal tiene un pasado oscuro y los actores interpretan muy bien estos personajes, ya que a lo largo de la película podemos sentir el dolor que acarrean, sus deseos e inseguridades y las distintas posturas que cada uno tomó con respecto a ello, demostrando así también la tridimensionalidad de estos personajes. En cambio, está el personaje de la asistente social, que resulta muy chato, ya que no podemos ver algún indicio de por qué actúa de la manera que lo hace.

El director Mike Flanagan (Oculus, Absentia) logra crear un balance perfecto entre los sueños y pesadillas que vemos a lo largo del film. La estructura narrativa es totalmente clásica, donde vemos a la heroína principal atravesar por un camino lleno de obstaculos y tener una transformación final diferente a lo que era en un principio. Algo que no me cerró fue la pesadilla final del tercer acto, ya que podemos observar distintos elementos y características (sin spoilear) que son imposibles que Cody las sueñe, teniendo en cuenta la forma previamente establecida de dónde provienen todos estos sueños. Apartando eso, vale destacar el punto de giro final que se presenta durante este acto, que da una pequeña vuelta de tuerca y un buen cierre a la película.

Otros puntos para analizar son la música, compuesta por The Newton Brothers, quienes ya colaboraron en la mayoría de las producciones de este director. La misma es muy acertada para los distintos tonos emotivos que se pueden apreciar a lo largo de la cinta, como así también aporta bastante a la hora de crear la tensión necesaria durante las pesadillas. Esto tampoco se lograría sin la fotografía de la película, en la que oscuridad y la luz juegan factores importantes durante todo el relato, ya que hay diferentes tonalidades de colores que representan y diferencian muy bien los sueños de las pesadillas. Debido a que el proyector de la función de prensa no estaba bien calibrado para la imagen, muchas escenas quedaron en total oscuridad y no se podía apreciar visualmente lo que sucedía y eso le restó mucho a la experiencia.

Como conclusión de este análisis, se puede decir que Somnia: Antes de Despertar cumple su objetivo, a pesar de tener algunas fallas, ya que tiene otros puntos narrativos o de actuación que equilibran esas falencias. Una película para toparse con el terror de una manera distinta a la que nos tiene acostumbrado el cine hollywoodense últimamente.