Sombras tenebrosas

Crítica de Javier Mattio - La Voz del Interior

Colmillos de otros tiempos

Sin ser uno de sus mejores filmes, en "Sombras tenebrosas" Tim Burton saca a relucir su costado más cómico, manteniendo el respeto por sus fantásticas criaturas de género.

"Acartonado, correcto y anticuado", define la imposiblemente más adolescente y (pos)moderna Carolyn (Chloë Grace Moretz, la pequeña de La invención de Hugo Cabret y Kick-Ass) a Barnabas Collins, el vampiro à la Nosferatu que compone Johnny Depp en su enésima colaboración con Tim Burton. Y será ese contraste efectivo e hilarante, el de un ser fantástico de retórica barroca recién despierto en unos tiernos años '70 que aún cree en Mefistófeles, lo que mantendrá en pie al filme durante buena parte de su desarrollo.

El otro desfasaje, también, será de registros, en esa ambigüedad que Tim Burton sabe manejar tan bien: aunar el terror más clásico con la parodia familiar (de época) se torna la misión seria del filme, aunque las risas ganen más la primera parte y la fábula de brujas, vampiros y hombres-lobo se acreciente después, en lo que será un final exagerado.

¿La historia? Barnabas Collins es el heredero inglés de una familia enriquecida por la pescadería en Maine, Estados Unidos, en el siglo XVIII. Su enamoramiento de la joven Josette (Bella Heathcote) enfurece a la celosa bruja Angelique (Eva Green), que lo convierte en vampiro y lo encadena a un ataúd por casi 200 años. Cuando despierta, Barnabas se dirige a la mansión Collins para encontrar que todo ha cambiado: tanto la casa como la distinguida familia (ahora compuesta por la matriarca Elizabeth/Michelle Pfeiffer, su hermano Roger/Henry Lee Miller y su hijo David/Gulliver McGrath, la ya citada Carolyn y la psiquiatra Julia Hoffman/Helena Bonham Carter) se han venido abajo.

Y el mundo cambió: en lo que serán los gags (culturales) más atractivos de la cinta, Barnabas padece su anacronismo al toparse con una ruta de asfalto ("curioso terreno", dice al tocarlo), al intentar extraer a Karen Carpenter del televisor ("¡déjate ver, diminuta cantante!") y al compartir una charla gótico-colgada con un grupo de hippies fumados.

Aunque padezca sus altibajos (las escenas y los personajes sostienen el filme, la tragicidad y el argumento son pura impostura), Sombras tenebrosas se eleva por sobre los últimos trabajos de Burton en su homenaje reverencialmente desacralizado a la Dark shadows original televisiva, con unas estupendas actuaciones de Depp, Bonham-Carter y Pfeiffer (aunque aparezca poco) y una muy esmerada y sorprendente Eva Green que indican la intención del elenco de gestar, antes que una "obra maestra", una película exquisita en su pasatismo: lo consiguieron.