Sólo una mujer

Crítica de Samantha Schuster - Cinéfilo Serial

“Solo una mujer” (“Nur eine Frau”, en su título original) es una película dirigida por Sherry Hormann, quien toma un suceso que sacudió a Alemania en 2005 para contar la historia de Hatun “Aynur” Sürücü, una joven de 23 años que fue asesinada por su hermano menor debido a que había deshonrado a su familia.

Aynur es una alemana de ascendencia turca perteneciente a una familia musulmana ultra religiosa. Sin embargo, ella irá en contra de las creencias y tradiciones, luego de que su matrimonio arreglado no funcionara y se convierta en una víctima de golpes y abusos estando embarazada. De regreso en su hogar, empezará a tener actitudes “rebeldes” que no serán aceptadas por su familia, aunque ella solo quiera una vida feliz e independiente. En esta búsqueda deberá enfrentarse a insultos y amenazas que irán escalando cada vez con más violencia.

Como mencionábamos, “Solo una mujer” está basada en hechos reales y su narración nos lo recuerda constantemente mediante fotos y videos que se cuelan dentro de la ficción para ilustrar algunos de los momentos que vivió Aynur. Este recurso sirve también para mostrar algunos instantes dolorosos o más sensibles que no son recreados a través de la actuación, sino de flashes fotográficos que dejan los hechos a la imaginación del espectador.

Por otro lado, nos encontramos con una voz en off de la protagonista y víctima, la cual narra en primera persona lo sucedido, incorporando sentimientos y pensamientos propios sobre la historia. Esto interpela más al público y genera un impacto mayor.

La película aborda una historia fuerte, donde la directora propone una crítica social a las tradiciones de los musulmanes más ortodoxos y extremistas, muchas de las cuales tienen a la mujer en un segundo plano, mostrándonos su sumisión y el hecho de que cualquiera que salga de aquel rol traerá deshonra a la familia y consecuencias fatales para ellas. Asimismo, estas costumbres se contraponen a la forma de vida occidental de otros personajes que rodean a la protagonista.

Por otro lado, tenemos que destacar la labor de todo el elenco, quienes interpretan muy bien cada uno su papel y su rol en la sociedad: los hombres con su machismo reinante y su rol de proveedores y guardianes, las mujeres más sumisas que respetan la decisión de sus padres o hermanos, y aquellos que no comparten esa visión del mundo que miran a la religión ortodoxa como algo arcaico y peligroso. Pero sobre todo tenemos que subrayar el trabajo que realiza Almila Bagriacik, quien se pone en la piel de Aynur y lleva adelante esta lucha por la libertad sin querer dejar de lado a su familia.

En síntesis, “Solo una mujer” es una película que interpela al espectador por su sensibilidad, su crudeza, su necesidad de ser conocida dentro de la sociedad. Una historia basada en hechos reales que a través de sus recursos de montaje y fotográficos nos propone una narración original y atrapante, como también se sustenta de una buena manera gracias a su protagonista. Una cinta impactante y necesaria, sobre todo en los tiempos que corren, para que ninguna mujer deba transitar por situaciones semejantes ni vivir en contra de su voluntad.