Sólo un hombre

Crítica de Marcos Rodriguez - CineFreaks

La soledad de un profesor

La historia narrada es sencilla y, en parte, la película intenta reproducir esa sencillez: un profesor universitario de literatura está angustiado porque ha perdido a su pareja de 16 años. Ambientada en la década del ´60, la película intenta reflejar el estado de miedo en la sociedad de ese momento y fundamentalmente su homofobia. El profesor debe vivir su luto de forma encubierta, mientras se prepara para quitarse la vida.

Las excelentes actuaciones de Colin Firth y Julianne Moore son las que sostienen una película que sin ellas prácticamente no tendría interés. Podría decirse que se trata de un buen trabajo de dirección de actores. Es cierto. Pero de lo demás, nada funciona. Desde la secuencia de títulos, Sólo un hombre quiere dejar bien claro que es una "película seria". Todo es lento, grave. Sobreabundan las escenas con ralenti y música de cuerdas, como para intentar dar una pátina de profundidad a una película que no cuenta con demasiadas ideas. Se podría hablar de un cierto tipo de cine, invocar la figura cuasi sagrada de Wong Kar-wai, hablar de la "emoción" que despierta Ford. Pero la emoción es un poco forzada. Se la podría relacionar con Lejos del paraíso (Todd Haynes, 2002), película que bordea temas similares aunque de un modo más sólido; y Las horas (Stephen Daldry, 2002), que también toca temas parecidos y tiene un uso parecido de la metáfora visual. Dicho sea de paso, ambas películas estrenadas el mismo año están protagonizadas por Julianne Moore, que en Sólo un hombre tiene un papel secundario.

Por otro lado, todo parece subrayado tres veces. Si el director quiere decir algo (y deja bien en claro que quiere decir algo), no sólo lo muestra sino que lo remarca y, por las dudas (por si el espectador no lo entendió), lo remarca otra vez. Si hay una "escena importante" o "diferente", cambia el color, cambia la velocidad de proyección de las imágenes, cambia el tono, cambia el ángulo. Todo está claramente delimitado para que el espectador no se pierda en el mapa de sentidos que Ford quiere trazar. Si el personaje está angustiado, vemos todo en colores grises y opacos. Si hay un momento de alegría, aparecen de pronto los colores y hasta la piel de Colin Firth se vuelve más sonrosada. Para que todo quede bien claro.

Resulta sintomática, por ejemplo, la forma en que Ford se acerca al tema de la supuesta represión homofóbica que ejerce la sociedad sobre su protagonista. La cuestión está presente, se la menciona, se la intenta discutir en unas cuantas escenas un poco demasiado explícitas. Pero más allá del momento en el que la familia de su pareja no le permite al protagonista asistir a su funeral, esa represión no aparece en la película. Nadie pone en duda haya existido, pero no la vemos. La película supuestamente "reflexiona" sobre toda una cuestión que no hace más que dar por supuesta. La realidad es que a lo largo del metraje vemos al protagonista levantarse a tres hombres diferentes, sabemos que vivió una vida satisfactoria en pareja durante 16 años. La película asume un tono grave sin explicarlo, el espectador debe entender, debe disfrutar simplemente de la belleza de las imágenes que se nos proponen por el hecho de que sabe que las cosas son de una cierta forma "en la vida real", no porque la película genere por sí misma esas sensaciones.

Por otro lado, para ser un film que supuestamente aboga por una sociedad menos represiva, menos "manejada por el miedo" (con una decisión muy sutil, el día en que transcurre la película ocurre durante la crisis de misiles cubanos), Sólo un hombre es en el fondo curiosamente conservador. No solo por el hecho de que el protagonista no termine de entregarse a una nueva vida sexual liberada (estoy evitando contar el final), sino porque termina con la frase "todo es como debería ser". Si la gran epifanía del personaje es que todo es como debería ser, ¿cómo habríamos de intentar cambiar las cosas?