Sólo tres días

Crítica de Pablo Planovsky - El Ojo Dorado

Hágalo usted mismo

Russell Crowe es un profesor de literatura, cuya esposa es acusada de homicidio, aunque no sabemos si injusta o justamente. Hay un par de flashbacks del hecho, pero sólo están para hacernos trampa y que dar la chance de la duda, para que John sea un protagonista por el que sentimos empatía. Pero si bien hay varias cosas cuestionable, el verdadero quiebre se produce cuando se mancha las manos con sangre. Ya saben: ella es acusada y condenada a prisión. La familia queda destruida y él se propone a liberarla. Cueste lo que cueste.
Lo que podría haber sido un interesante drama moral se torna en simplemente un ejercicio de cine de suspenso/acción. Muchas corridas por aquí y por allá. Muchos actos fallidos de liberarla. Mucho dealer amenazante. Todo resuelto con bastante pesadumbre, como si nadie tuviera ganas de hacer algo original. Es raro, porque si bien a muchos les disgustó, el director y guionista ganador del Oscar de Crash: vidas cruzadas, se destaca justamente por el costado "humanista" de sus relatos. En esa película era la vida de los angelenos. Pero basta ver Casino Royale, Quantum of solace o las colaboraciones con Eastwood (Million dollar baby, Cartas desde Iwo Jima) para entender mejor a qué me refiero con eso. Sólo tres días cuenta con buenos actores, como Elizabeth Banks y Crowe. Pero no están bien aprovechados y me pregunto si para este tipo de película (que no termina de ahondar en la psiquis de los personajes) no hubiese sido mejor uno de estos directores franceses de la escuela de Luc Besson, que no serán sutiles, pero saben entretener. Aquí John pasa de literato a Jason Bourne en cuestión de minutos. Mucho video de YouTube y listo: usted puede vulnerar hasta las prisiones más seguras.
Lo que más ruido hace es que deberíamos sentir empatía por el protagonista. En orden para liberar a su mujer, planea una meticulosa fuga y se junta con rufianes del bajo mundo (Liam Neeson es uno de ellos, aunque hubiese sido mejor que sea él el héroe de acción). Es una obsesión pero la película, que no está filmada como cine trash (como, por ejemplo, Búsqueda implacable), no hace demasiados juicios morales. Cuando Russell se convierte en un asesino, se lo sigue viendo como un héroe de acción. Hay una línea bien notoria que separa una cosa de la otra. Incluso se podría decir que es un poco fascista que no pase nada porque mata a los dearles y ladrones. Hacia el final, las trampas del guión se hacen más notorias e insostenibles. Haggis filma la acción con prolijidad, pero no es suficiente. Se queda a mitad de camino, y la película es larga: dos horas y veinte.