Solo se vive una vez

Crítica de Jorge Bernárdez - Subjetiva

Sólo se vive una vez, de Federico Cueva
Por Jorge Bernárdez

Solo se vive una vez tiene todo en los papeles para ser un hitazo: gran elenco internacional, alto nivel de producción y un look que hace pensar en un cine comercial y de aventuras que veíamos hace años en los cines de barrio o las películas de Belmondo, pongamos, que veíamos en Cine de Superación de canal 11 (antes de que se llamara Telefé). Todo lo anterior significa que me senté en la butaca con cierta esperanza y mucha buena voluntad.

Leon (Peter Lanzani) es un estafador que junto a su amiga Flavia (la divina China Suárez), organiza un golpe que sale mal y se ve envuelto en un juego que lo supera. Hay tiros, líos y corridas que terminan con León escondiéndose en un ómnibus, que traslada a un grupo de rabinos de todo el país que participan de unas jornadas en uno de los templos de la Capital.

El anfitrión es el rabino Mendi (Luis Brandoni) y el compañero de cuarto de León será Yosi (Darío Lopilato) y claro, hay una chica que será en algún momento lo que va a hacer que León tome algunas decisiones. Todo el mundo parece haberse divertido bastante haciendo lo suyo en la película, que además cuenta con Gérard Depardieu como un sangriento capo mafia, Santiago Segura que hace de su mano derecha y un grupo de actores se suman a la aventura como Pablo Rago, que hace del hermano cura del protagonista.

Por desgracia algo falla en el camino y por más buena onda que le ponga uno desde la butaca, las explosiones, los tiros y las corridas no terminan de hacer funcionar una película que tenía todo en los papeles como para gustar. Pero se queda a medio camino.

SÓLO SE VIVE UNA VEZ
Sólo se vive una vez. Argentina/España, 2017.
Dirección: Federico Cueva. Intérpretes: Peter Lanzani, Pablo Rago, Darío Lopilato, Arancha Martí, Luis Brandoni, Gérard Depardieu, Hugo Silva, Santiago Segura, Pablo Cedrón, Eugenia Suárez y Carlos Areces. Guión: Sergio Esquenazi, Nicolás Allegro, Chris Nahon, Mili Roque Pitt y Axel Kuschevatzky. Fotografía: Guillermo Nieto. Música: Alfonso González Aguilar. Edición: Fran Amaro. Dirección de arte: Graciela Oderigo. Sonido: Sebastián Litmanovich y Federico Billordo. Duración: 90 minutos.