Sólo para payasos

Crítica de Juan Carlos Fontana - La Prensa

El arte de ofrecer diversión

Un curioso y divertido filme que como las "rutinas" de los viejos payasos circenses, desarrolla una serie de escenas anárquicas y delirantes, que tienen el sabor de ese humor absurdo que es capaz de despertar sonrisas, o cambiarle el estado de ánimo tanto a un niño, como a un adulto.

Curioso y divertido a la vez es este documental de Lucas Martelli, que cuenta lo que sucedió con un grupo de hombres y mujeres que convirtieron su vocación -tener la capacidad de hacer reír a los demás-, en un medio de vida.

"Sólo para payasos", es un filme, que como las "rutinas" de los viejos payasos circenses, desarrolla una serie de escenas anárquicas y delirantes, que tienen el sabor de ese humor absurdo que es capaz de despertar sonrisas, o cambiarle el estado de ánimo tanto a un niño, como a un adulto.

LA CONVENCION
Lucas Martelli, el director, quería reunir a payasos de distintas generaciones y no sólo de la Argentina. Con esa idea, convocó a todos a una "Convención argentina de payasos", que tiene como centro la carpa del circo Bristol, en Buenos Aires. Lo que muestra la película es a artistas de las distintas corrientes circenses, que viajan a la convención como pueden.

Algunos lo hacen en una vieja nave, como si fuera un dirigible parecido al antiguo Zeppelin, otros en autos "eternos", o simplemente caminando. Mientras que los de Europa y países de América latina, sólo hacen llegar sus saludos a los payasos reunidos en la Convención, a través de pequeños videos filmados.

El motivo de la Convención es intercambiar técnicas, conocerse y demostrar las destrezas humorísticas de cada uno.

TENER VOCACION
El filme en el que coinciden desde el catalán Tortell Poltrona, de "Payasos sin fronteras"; hasta Tenaza, el payaso anarquista, o Chacovachi, el conocido artista callejero; sumado a Luisito y Pecusito, el clásico dúo de los hermanos Videla; hasta Petarda (Cristina Martí), permite ir conociendo a cada uno de los artistas y las distintas formas de su impronta estética y expresiva.

Mientras las escenas van mostrando las peripecias por las que atraviesan los artistas para llegar a la Convención, otros cuentan cómo se formaron, de qué manera descubrieron su vocación -que la mayoría de las veces cuesta convertir en un medio de vida-, o hablan de las diferencia entre un payaso del circo criollo y el clown (técnica introducida por Cristina Moreira en nuestro país, a partir de 1980, sobre el método de Jacques Lecoq).

"Sólo para payasos" permite conocer la voz y el pensamiento de artistas que eligen distintos espacios para desarrollar su trabajo, desde Totó Castiñeiras en el Cirque du Soleil, hasta Chacovachi, o Pedro "Peligro" del Grupo Catalinas.