Sólo para payasos

Crítica de Amadeo Lukas - Revista Veintitrés

Con un criterio estético y narrativo singular, Sólo para payasos incursiona en el sorprendente mundo de estos artistas circenses como pocas veces el cine ha transitado. Apelando a imágenes y testimonios fuera de registro, el film de Lucas Martelli aborda con creatividad el género documental, ubicándolo en un plano diferente. Una suerte de planeta paralelo en el cual clowns, payasos, comediantes y afines son los dueños de un disparatado discurso verbal y físico. El realizador es además acróbata, así que conoce a fondo el universo del circo y sobre él se apoya para reinventar un poco el género, como un recurso para retratar personajes tan distanciados de lo convencional como la película.

Pasarán por la pantalla un insólito dirigible que traslada un ómnibus y diversas manifestaciones callejeras de distintos representantes de la elite payasesca, tan graciosa como atrayente. Las entrevistas siempre llamativas de cada integrante de esa troupe imaginaria, le otorgan a Sólo para payasos testimonios del más diverso calibre. Los vestuarios, a veces sencillos o más elaborados, colaboran en el color innegable de la propuesta. Martelli es el director de fotografía de una pieza muy disímil como La historia invisible, sobre la identidad de los mapuches, y aquí demuestra nuevamente su talento para plasmar imágenes de gran belleza y solidez visual, al que la música de Gonzalo Mazar enmarca apropiadamente.