Sólo para dos

Crítica de Matías Lértora - Cines Argentinos

Berreta. Palabra más que apropiada para definir a esta mediocre, por no decir desastrosa, producción.
Sólo para dos tiene todo lo malo que puede poseer una comedia de situaciones y lo explota a su máximo exponente mediante interpretaciones desganadas y desalmadas y un guión de lo más pobre, carente de sentido y con todos los clichés imaginables.
Tomemos The Heartbreak Kid (2007) y Forgetting Sarah Marshall (2008) y quitémosle los diálogos ingeniosos, las buenas actuaciones y las vueltas de tuerca originales, únicamente dejemos el escenario del hotel en la playa. ¿El resultado? Sólo para dos.
Por ello, podríamos decir que este estreno es un intento de copia de aquellas películas protagonizadas por Ben Stiller y Malin Akerman, y Jason Segel y Mila Kunis, respectivamente, pero disminuida a su mínima expresión porque si dejamos por un segundo de lado (aunque cueste) la dirección, las actuaciones y el guión, la producción entera tiene pinta de trucha y que se gastaron toda la guita en honorarios o bien no supieron administrarla para que se note en la pantalla.
El director español Roberto Santiago lleva a su cargo este intento de comedia y no logra generar un buen clima ni en lo actoral ni en la puesta en escena. Ni si quiera supo aprovechar los paisajes naturales del lugar en el cual rodó el film. Además, sin duda un estudiante de cine puede hacer una mejor edición.
El elenco es uno de los menos homogéneos y carentes de química que ha transitado en el cine en años. Un impresentable Nicolás Cabré no puede hacer que ninguno de los estereotipos de su personaje coincidan con los de Martina Gusman, quien seguramente va a querer borrar este trabajo de su curriculum.
Santiago Milán, María Nela Sinisterra y Antonio Garrido intentan hacer algo pero no queda claro qué. O sea, no se sabe si son pésimos actores o si el guión es tan malo que dieron lo mejor de sí y aún de esa manera no lograron quedar bien parados.
Gags ya vistos y repetidos hasta el hartazgo, incoherencias por demás y el no conseguir hacer reír son las razones por las cuales no hay que desperdiciar 100 minutos (y dinero) para ver está película.
Pero bueno, gustos son gustos...