Sólo la verdad

Crítica de Daniel Lighterman - Visión del cine

En un momento en el cual el mundo entero está planteándose el verdadero poder de los medios y sus responsabilidades para con la gente, llega a la cartelera la película Solo la verdad, que cuenta la verdad o los entretelones sobre una investigación que sufrió el presidente George W busch en la campaña previa a su posible reelección.
Mary Mapes es la jefa de un grupo de reporteros que siguiendo una pista, desentraña una realidad shockeante respecto del presidente de los Estados Unidos: El mandatario se ausentó sin permiso de sus compromisos con el servicio militar de su país. Así comienza una investigación que, para sorpresa de toda la cadena de noticias para la cual Mary trabaja, termina teniendo como resultado la puesta en jaque de la verosimilitud del equipo de investigación y el total olvido del objetivo de lo investigado.

Planteada más como una película dramática que como una película de investigación, Sólo la verdad nos muestra como los medios subyugados bajo el poder político, pasan de ser informantes a ser creadores de opinión en un mundo en el cual las emisoras de TV son cada vez más un miembro activo de la familia.
La genial Cate Blanchett encarna el personaje de Mapes, en una brillante y emotiva actuación que opaca la de su nominación de este año en el melodrama Carol. Y esta no es la única nominación para la que esta película debió ser tomada en cuenta pero fue sospechosamente obviada.

Por por un lado el guión es atrápante y muy prolijo, con diálogos que sin dejar de ser en ningún momento creíbles, son de una profundidad admirable, y por otro lado el cast que reúne la película no deja a Blanchett sola, sino que la complementa con actuaciones igual de potentes. El genial Robert Redford retorna al cine encarnando a Dan Rather, figura de la TV que termina siendo de las primeras víctimas de esta nueva estructura de mando en los noticieros, y que es la que hasta hoy día vemos alrededor del mundo entero.

Una película muy importante para ver no tanto por la forma en la que está dirigida, que es correcta sin ser deslumbrante, sino por la historia que cuenta y la reflexión a la cual lleva al espectador.