Soledad y Larguirucho

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

Aquellos buenos tiempos

Las producciones animadas de Manuel García Ferré se caracterizaron siempre por el tono ingenuo y efectivo impulsado por personajes que marcaron a varias generaciones.

Por ese motivo, resulta inexplicable la visión de Soledad y Larguirucho, película que combina acción en vivo (con dirección de Néstor Montalbano) y los dibujos de García Ferré, montados sobre fondos reales.

El film funciona como una forzada guía turística que promociona diferentes escenarios de la provincia de San Luis insertos en medio de un guión inexistente y situaciones carentes de buenos gags.

La cantante Soledad Pastorutti llega a la ciudad para brindar un concierto mientras que la bruja Cachavacha, El profesor Neurus y Pucho (Serrucho tambien!) elaboran un plan maquiavélico que altera la paz del lugar y la apacible vida de campo que lleva Larguirucho.

La película está concebida como una sucesión de sketches de fallida resolución y permite el cameo de figuras como El Chaqueño Palavecino, Natalia Pastorutti, Carlitos Balá, Pablo Codevilla, Diego Capusotto y Gillermo Andino.

En Soledad y Larguirucho falla la historia y las situaciones que se presentan con actores (Montalbano viene de los éxitos Soy tu aventura y Pájaros volando) mientras que los dibujos intentan mantener el espíritu de aquellos viejos tiempos. Atrás quedaron el tono nostálgico y artesanal de Petete y Trapito, Ico,el caballito valiente y Mil intentos y un invento.

"Hablá ma´fuete que no te ecucho" es quizás la mejor frase que acuña el personaje central a lo largo de este olvidable cuento que contrasta bondad y alegría (Soledad y la casita de campo) con la lúgubre cabaña que habita la Bruja Cachavacha.