Soledad y Larguirucho

Crítica de Bernabé Quiroga - CiNerd

¡QUÉ NO VIVA LA PATRIA!

Trabajar en una página como CiNerd implica que ya sabés que film llegará a los salas varios meses (¡o años!) antes de su estreno. Casi nunca veo en el cine el avance de una película que no sabía que existía. Sin embargo, eso me pasó con SOLEDAD Y LARGUIRUCHO (2012). Cuando presencié por sorpresa a ambos personajes compartiendo la pantalla y preparándose para su llagada durante las vacaciones de invierno, sentí que algo espantoso estaba por pasarle al cine argentino. Cómo me hubiese gustado estar equivocado, porque anoche pagué 22 pesos para presenciar lo que sin lugar a dudas fue uno de los peores exponentes del cine nacional y el espectáculo más burdo, patético, chabacano, berreta y vergonzoso que mis ojos tuvieron la desgracia de ver ¿Cómo? ¿A tu sobrinito le gustó? Me chupa un huevo ¡Bienvenidos a la crítica de SOLEDAD Y LARGUIRUCHO!
Su título ya de por sí es una garcha, porque los protagonistas son más bien los villanos creados por García Ferré: el profesor Neurus, la bruja Cachavacha, Pucho y el capo de Serrucho. La película muestra sus fallidos (y cansinos) intentos de sabotear a La Sole - quien va de gira por todo el país -, para que Cachavacha pueda convertirse en la nueva ídola musical. Es decir, historia casi no hay. Tampoco importa mucho, porque claramente es un proyecto destinado a pendejos no mayores de 5 o 6 años. Los personajes del título están constantemente hablándole a cámara, dirigiéndose a los pequeños hipotéticos espectadores, preguntándole boludeces y pidiéndoles que canten con ellos al mejor estilo Discovery Kids. Se imaginarán el momento incomodo que pasé cuando Larguirucho me preguntaba si la mariposa era o no poca cosa y a mi simplemente me pasaba por el centro de las pelotas ¿“Una película para disfrutar en familia”? Sí, ¡ESTA!
Hay escenas descolocadísimas, efectos digitales horribles, una dirección pobre, nada de gracia o ingenio, cero conflicto o tensión, nada de frescura o novedad, diálogos pésimos y muy, muy, MUY malas actuaciones entregadas por el elenco “humano” - no es joda, muchos de sus actores parecen ser los amigos del primo del productor -. También hay algunos cameos de celebridades nacionales como Diego Capussotto o Carlitos Balá, que están completamente al pedo y que solo sirven para darles una imagen de boludos bárbaros, para nada divertidos (o sea, lo contrario a la realidad), o para que tu viejo diga:“¡Mirá, hay está Carlitos Balá! ¡Qué recuerdos!”. La Sole, por su parte, no entraría dentro del elenco “humano” del que hablo. No es porque no sea de nuestra especie (hasta donde yo se, es humana), sino porque prácticamente no actúa. Hace de ella misma, canta y revolea el poncho como mejor sabe, en casi todas sus escenas. Eso sí, cuando tiene que interactuar con elementos ajenos a la realidad, como Larguirucho o los demás seres animados, da calambres. Y lo peor es que en más de una ocasión se ve obligada a participar en escenas horripilantemente mal pensadas (y peor llevadas a cabo), como cuando se transforma (¡¿al mejor estilo Mujer Maravilla?!) en una Beatrix Kiddo argentina para pelear en una lucha cuerpo a cuerpo contra Cachavacha, por el destino de ¡¿su poncho?! OH… MY… FUCKING… GOD.
Pero nada de lo que mencioné anteriormente supera los dos elementos que más odio de SOLEDAD Y LARGUIRUCHO. Y lo peor es que ambos están estrechamente relacionados durante todo el maldito metraje: Larguirucho y esa desvergonzada y ridícula sobrecarga de patriotismo argento. Déjenme darles un ejemplo: la película empieza con el personaje animado despertándose en su chocita en medio del campo ¿Qué es lo primero que hace después de desperezarse? Ceba un mate y se pone a tocar una chacarera con su guitarra mágica ¡Y ni siquiera iban 5 minutos de película! ¡No da, mi viejo! Y yo que me quejaba del propagandismo yankee en BATTLESHIP: BATALLA NAVAL (2012). Aquí, cada 2 planos, hay una mención al fútbol, a Boca, a Messi, al 25 de mayo, al Cabildo, a Gardel y a hasta al sánguche de salame y queso (¡!), o visitas re varadas a diferentes lugares del país como si fuera una guía turística.
Mientras Neurus y sus secuaces hacen sus planes, y La Sole canta de escenario en escenario, la función de Larguirucho es más simple: pasearse en caballo por las provincias, recitando “lecciones de vida” y vomitando insoportablemente argentinidad al palo. De vez en cuando se le aparece a Soledad para bailarse un candombe y luego seguir viaje. El hecho de que su nombre esté en el título de la película es tal vez un misterio incluso mayor que el de por qué carajo decidieron filmar esta bazofia de la que no puedo rescatar nada. “El Chaqueño” Palavecino es insoportable, actúa para el orto y su mejor escena es cuando el comisario lo arresta por estacionar el helicóptero en medio de la calle (sí, él es el piloto/chofer de La Sole ¿algún problema?). Creo que solo hay UN chiste que me hizo reír (un murciélago que Cachavacha usa como GPS en su escoba), pero ni siquiera hay una buena canción. Ni una. Tal vez pueda destacar los constantes easter eggs a Hijitus (¡su cara aparece hasta en la sopa!) o el intento de emular la onda ¿QUIÉN ENGAÑÓ A ROGER RABBIT? (1988), al meter clásicos personajes animados en nuestro mundo. Pero el film también desaprovecha esa oportunidad y se pierde en un sinfín de estupidez que los niños NO deberían ver. En serio, papis, alquílenles una de Pixar que no son tan boludos como para no disfrutarla. Por su parte, SOLEDAD Y LARGUIRUCHO debería ser la muerte de estos personajes animados y una severa advertencia para su creador de que no vuelva NUNCA a hacer una película con sus personajes (a menos claro que sea de Hijitus) ¡Fu Fu! Y chucu, chucu, las pelotas ¡Devolveme la plata, García Ferré, y la concha de tu madre!