Soldado

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

Al paso redoblado

Soldado es una nueva propuesta de corte documental de observación, del director Manuel Abramovich (Solar), y fiel a su título concentra su mirada en un conscripto correntino durante su entrenamiento en el servicio militar. Institución muy resistida teniendo siempre presente la historia más contemporánea de nuestro país, con sus hitos oscuros como la dictadura militar, la guerra de Malvinas, y finalmente el asesinato del soldado Carrasco, hecho que durante la presidencia del riojano Carlos Saúl Menem dio pie a la eliminación de la obligatoriedad de la “colimba” y que en estos tiempos de bonanza democrática procura limpiar su imagen y acercarse a los jóvenes, a las nuevas generaciones y a la comunidad, con un discurso más afable y marketinero.

Sin embargo, nada de eso forma parte del enfoque de Abramovich y mucho menos pasa por la cabeza del conscripto protagonista Juan José González, sino simplemente acompañar desde el inicio su pasaje por esa institución, con sus reglas, prácticas y rituales específicos arrastrados por una tradición que para muchos argentinos sigue siendo un orgullo.

La disciplina, el orden y la necesidad de creer que se está haciendo algo por la patria es una de las herramientas que aún articulan un modo de entender y justificar ciertas actividades estériles, ciertas posturas que cualquiera en su sano juicio sabe que ante un enfrentamiento real en un campo de batalla no hacen la diferencia, ni siquiera ayudan a transitar bajo el espíritu de cuerpo entre el miedo y la valentía que requiere un conflicto bélico.

La película de Abramovich haciendo uso de su distancia con el personaje logra captar el proceso y la intimidad tanto dentro como fuera de los cuarteles. La cámara solamente atestigua los momentos en que el protagonista se va nutriendo de toda la impronta militarista, ejercicios, tendidos de cama distintos al riesgo de ser castigado por un superior, y el apartado especial de integrar la banda militar para ejecutar marchas en los desfiles y tocar el tambor. Resulta sumamente interesante en ese aspecto cómo se le enseña a respetar y aprender la historia del legendario tamborcito de Tacuarí por ejemplo.

Sin perder la profundidad del enfoque entre el ejército desde adentro y sus conscriptos integrados a ese micro universo, con un suicidio de un conscripto primerizo donde opera el blindaje institucional por encima del trágico episodio, cuando Soldado traspasa el hermetismo del cuartel para seguir el derrotero del conscripto correntino -transformado o no- no pierde la espesura de los primeros minutos y conserva esa mixtura extraña que amalgama la intimidad y la emocionalidad contenida, sin subrayados ni imposturas, con una puesta en escena limpia que hace de esta historia un interesante acercamiento a una realidad poco vista y que atraviesa prejuicios infundados y criticas fundadas.