Soldado argentino

Crítica de Micaela Robles - Cuatro Bastardos

“Soldado argentino: Sólo conocido por Dios”: Héroes olvidados.

“Soldado argentino: Sólo conocido por Dios” llega a los cines nacionales el jueves 6 de abril con una historia que emocionará a todos los espectadores, basada en hechos reales. La película refiere a una triste etapa para los argentinos cómo fue la Guerra de Malvinas y explica cómo, después del combate, el tiempo no pudo curar las heridas y mucho menos en los ex combatientes, jóvenes que dieron todo por la patria y sólo consiguieron la indiferencia e ignorancia social.

“Hay en mi alma un olvido que vino conmigo y ya no se va. Pero hay en mi alma un amigo que murió conmigo a orillas del mar”. Esa frase pertenece a la canción oficial de la película, cantada por Alejandro Lerner, y demuestra claramente el dolor que tuvieron que atravesar los soldados, aún cuando dejaron de serlo.

Existen varios trabajos nacionales acerca del enfrentamiento de 1982 entre Argentina y Gran Bretaña. Entre ellos, “Iluminados por el fuego”, “Los chicos de la guerra”, “La deuda interna”, “Hundan el Belgrano”, “Desobediencia debida”, “Huellas en el viento”, “Malvinas, 25 años de silencio”, “Locos de la bandera”, “Combatientes”, entre otros.

Entonces, ¿Qué es lo que diferencia a “Soldado argentino: Sólo conocido por Dios” de las demás? Es la primera película que se concentra en la posguerra de Malvinas, y no sólo en el enfoque en las consecuencias de la guerra para los excombatientes, sino el enaltecimiento de la soledad y agonía con que tuvieron que continuar o no sus vidas, en el intento del reconocimiento social.

El director argentino, Rodrigo Fernández Engler, ya había estrenado una película en 2009 con una temática relacionada, “Cartas a Malvinas”, la historia de un cartero jubilado que recuerda su paso por la guerra. Sin embargo, en este nuevo trabajo, aunque el argumento está basado en el mismo hecho histórico, lo abarcó desde los jóvenes que fueron obligados a asistir al combate.

El director optó por el uso de planos generales que demostraron el gran paisaje de varios puntos del país donde se llevó a cabo el rodaje: Córdoba, Buenos Aires y Chubut; pero, a su vez, generó contraste con el primer plano a los personajes o detalle a distintos elementos clave en la trama, como por ejemplo las botas llenas de barro y pisando charcos durante la guerra, reflejando las características del ambiente en donde debieron luchar.

Uno de los planos emblemáticos del film fue la escena a la naturaleza en donde se enfoca a una gaviota volando por encima del mar hacia las nubes, en la cual el director quiso reflejar la libertad anhelada por todos esos combatientes, el deseo de no estar ahí frente a un enemigo que cada vez era más peligroso y un destino que desvelaba sólo angustia y dolor.

El film relata la historia de los amigos Juan Soria y Ramón Molina, quienes fueron amigos desde la infancia hasta que Juan se enamora de la hermana de Ramón, Ana Molina. Sin embargo, la guerra los vuelve a juntar y, en el campo de batalla, la unión entre ambos estará a flor de piel y se notará en cómo se defienden el uno al otro.

La película demuestra también la valentía con la que afrontaron ese duro destino, de luchar consigo mismos para superar sus miedos y poder enfrentar la batalla. Sin embargo, explica también la post-guerra, la dura realidad, en la que los excombatientes fueron excluidos, discriminados por toda una sociedad, en la cual encontrar trabajo es todo un desafío y seguir adelante una utopía.

El film contó con el labor de un gran elenco: En primer lugar el protagonismo de Mariano Bertolini, actor de “El Faro” o “El Verano del Potro” y quien interpretó a Juan Soria; el artista supo reflejar la angustia y desesperación en primera persona de un excombatiente.

Por otro lado, Sergio Surraco, quien trabajó en “El karma de Carmen” o “Puerta de Hierro, el exilio de Perón” fue Ramón Molina, o también llamado “Pedro”, realizó una buena labor en cuanto a ponerse en la piel de un soldado que fue un dolor de cabeza para los ingleses hasta el último momento.

Por otro lado, el film contó con el debut cinematográfico de Florencia Torrente, como Ana Molina, actriz que promete un buen futuro ya que estuvo a la altura de las exigencias y supo demostrar la impotencia ante la falta de justicia y memoria en el país.

Además, Fabio Di Tomaso, actor de “Bajo bandera”, se puso en la piel del Subteniente Quiroga, y lo hizo con gran nivel ya que demostró la seriedad y rectitud del ejército argentino. Y también Hugo Arana, quien trabajó en “Muerte en Buenos Aires” o “Vivir a los 17” interpretó a Antonio quien, aunque tuvo un papel secundario, supo resolverlo con buen nivel.

“Es una experiencia intensa, creo que de las más intensas que me tocó atravesar porque requería de conocimientos y de una instrucción militar”, confesó Di Tomaso para la página oficial del film. A su vez, en una entrevista para La Voz, Bertolini reveló: “Es una película bastante esperanzadora, porque mucha gente que fue no puede seguir haciéndose cargo de su vida. Hacia el final se cuenta el rechazo de la sociedad respecto a los que fueron a Malvinas, la falta de valoración hacia ellos”.

A fin de cuentas, el film pudo reflejar de gran forma el dolor y la importancia de un excombatiente que se siente menospreciado por el Estado y por una sociedad que no se hizo cargo del daño que generó en ellos. Después de todo, el “Soldado argentino” pudo haber sido Ramón, como sospechaba Ana, pero el director quiere reflejar que también todos consiguieron ese título y lo llevaron con honor hasta el final.

Además, relata el cambio personal que genera, el impacto de la guerra en cada soldado, lo que lleva a que muchos no puedan vivir en paz consigo mismos, que no sepan donde correr, por tener que volver a enfrentarse con la vida, y con la amargura del pasado en batalla, como ocurre con el protagonista, sin lugar para ocultarse.

Por esa razón, la cinta se llama “Sólo conocido por Dios”, ya que cada soldado dejó su vida por la patria y sólo consiguió indiferencia social. El film inspira a reflexionar y pensar… ¿Hasta cuándo puede seguir así la sociedad? ¿Qué estamos esperando para reconocerlos como lo que son: héroes?

“Aquellos que ya nunca volvieron, aquellos otros… somos nosotros”. Con esa frase concluye la canción de Alejandro Lerner que eriza la piel.