Sola

Crítica de Milagros Amondaray - La Nación

El prolífico fotógrafo José María Cicala debutó como cineasta con una película de género, La sombra del gato, en la que una interesante premisa se iba resquebrajando hacia la mitad de su desarrollo, por lo que el peso recaía en sus actores. En Sola estamos ante un escenario similar. El realizador colabora nuevamente con su pareja, Griselda Sánchez (quien coescribió el guion y es una de las protagonistas), y vuelve a entregar un thriller sin rumbo.

La mujer que se encuentra sola es Laura Garland (Araceli González), una viuda que perdió a su marido en la guerra (un Miguel Ángel Solá desaprovechado) y que ahora transita su embarazo en una amplia casa en la que está convencida de que su esposo permanece. Ese modus operandi se altera cuando el Gobierno (el film es impreciso en cuanto al marco histórico) le solicita que alquile una habitación lindera, ya que de lo contrario le quitarán la propiedad, lo que facilita el ingreso del mafioso Ricky (Fabián Mazzei) y su esposa, quien también está embarazada.

La presencia de ambos en la casa -y la posterior llegada de una partera- será un detonante para Laura, quien progresivamente va mostrando su costado menos afable. Sola es una película ambiciosa que cruza horror, monólogos sobre la maternidad, convenciones del thriller psicológico y la inexplicable línea argumental de un conflicto bélico; pero cuando esa ambición se desboca y roza lo pretencioso, se vuelve un tanto artificial, con elipsis injustificables, y una escena poscréditos cholula e innecesaria. De su gran elenco se destaca la naturalidad de la joven Micaela Suárez. El resto de los actores, en clave impostada, no logran lucirse.