Snowden

Crítica de Agustina Tajtelbaum - Toma 5

“Snowden”: el espía rebelde

Hace tres años Edward Snowden, informático que trabajaba para la CIA y la NSA, reveló a través de dos periódicos que el gobierno de Estados Unidos monitoreaba las comunicaciones privadas de todas las personas del planeta, justificadamente o no. Este es el disparador de la película en la que Oliver Stone nos contará los sucesos del escándalo. Joseph Gordon-Levitt tiene el protagónico, interpretando al ex espía. La historia comienza con el encuentro de Snowden con los periodistas de The Guardian y The Washington Post, ocultos en un hotel en Hong Kong. Intercalando los flashbacks con la actualidad, irá desarrollando el caso.

Es un acierto que la narración se lleve de tal manera que con un mínimo conocimiento del caso nos alcanza para comprenderlo en su totalidad. El director asume que el público recordará algo del escándalo que relata, que no está en una ignorancia absoluta del mismo. Sin embargo, no requiere de grandes conocimientos para comprenderlo. Las idas y venidas temporales hacen que la narración se vuelva más llevadera y a su vez muestra la humanidad y conciencia que llevan a Snowden a confesar secretos de estado. La interpretación de Gordon-Levitt es absolutamente fiel, imitando incluso el tono de voz característico del personaje.

Se requiere de una gran habilidad para contar un caso lento, que se desarrolló por muchos años, y que hace uso de lenguaje muy específico para las funciones laborales de Snowden. Además, se trata de una historia cuyo final el público ya conoce. Es un gran logro que la película no resulte ni lenta ni aburrida. El dinamismo está dado en gran medida por la inclusión de la vida personal de Snowden, y en particular los altibajos en la relación con su novia de toda la vida, Lindsay (Shailene Woodley). Alejada definitivamente de “Divergente” y papeles por el estilo, la actriz nos muestra un costado más maduro que sorprende gratamente. Además, se destacan las interpretaciones de Zachary Quinto y Nicholas Cage, que se las arreglan para brillar aunque tengan papeles secundarios.

Fiel al estilo cinematográfico de Oliver Stone, el drama está a la orden del día. Se trata de una labor difícil para un director experimentado que demuestra estar a la altura de las circunstancias. Además, la elección del casting no pudo haber sido mejor. Joseph Gordon-Levitt demuestra que es un excelente actor a la hora de retratar a Snowden a la perfección, dejando ver sin necesidad de palabras la transformación interna que le sucede y los dilemas morales que le quitan el sueño. Para ver con cierta paciencia, es una película que invita a la reflexión. Pero si somos pacientes encontraremos un diamante escondido bajo la superficie.