Slender Man

Crítica de Maia Ciávatta - La Prensa

Luego de "La monja", uno de los estrenos de terror más esperados era "Slender Man", la nueva creación del director norteamericano Sylvain White, que ya había tenido cierto acercamiento al género en 2006 con "Yo siempre sabré lo que hicieron el verano pasado".

Pero lejos de aquel filme hecho a la medida del mainstream, en "Slender Man" el cineasta logró sacarle bastante jugo a la leyenda de internet que da título a la película. La misma se sostiene con tenacidad gracias a las particularmente buenas actuaciones de las jóvenes protagonistas, Joey King ("El conjuro 1"), Annalise Basso, Julia Goldani Telles y Jaz Sinclair.

El grupo de amigas de la secundaria vive en un pequeño pueblo en Massachussetts y en una noche de juntada no tienen mejor idea que invocar un ritual que se inicia a través de un extraño video que circula en la web.

TERROR VIRTUAL
Al principio, como todo lo que provenga de internet, no es tomado demasiado en serio por las estudiantes, pero cuando una de ellas desaparece sin dejar rastros se dan cuenta del terrible mal que desataron.
El ambiente del pequeño condado se torna cada vez más opresivo y oscuro a medida que el filme avanza. Las callecitas mal iluminadas del barrio rodeado de bosques se vuelven el entorno perfecto para la cacería del escurridizo Slenderman, una suerte de sombra con forma humana pero sin rostro que se alimenta de niños.

Y pese a que las comparaciones son odiosas, es imposible no pensar en la trilogía de "La llamada", donde la espectral Samara salía literalmente de la pantalla de los televisores para saciar su sed de sangre con los ilusos que osaban ver el video.

Con algunos cabos sueltos -los padres de las adolescentes y la policía se meten poco y nada- y lugares comunes del género, "Slender Man" es el personaje que faltaba en la nutrida galería del horror presentada por Hollywood recientemente, forjando una suerte de terror millenial lleno de sobresaltos y muy entretenido.