Slender Man

Crítica de Gaspar Zimerman - Clarín

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Crítica de “Slender Man”: Este flacucho no mete miedo

El personaje creado por un forista de Internet llega al cine en un filme pasteurizado, que aburre más de lo que asusta.

Joey King (izquierda, en el papel de Wren) y Julia Goldani-Telles (Hallie) son dos de las cuatros adolescentes acosadas por Slender Man.

GASPAR ZIMERMAN

 27/09/2018 - 19:08Clarin.comEspectáculosCine

 

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Slender Man (“Hombre delgado”) es un producto de Internet: lo creó en 2009 un tal Eric Knudsen -bajo el seudónimo Victor Surge- para un concurso de un foro, cuya consigna consistía en alterar fotografías comunes con Photoshop de modo de convertirlas en imágenes horrorosas. Así nació este personaje alto, flaco, de traje y sin rostro al que se veía acechando de lejos a niños y adolescentes. Slender Man tuvo éxito y se convirtió en una de las más famosas “creepypastas”, como se llama a los textos o imágenes de terror que circulan viralmente por la red.

En 2014 el personaje alcanzó aún mayor repercusión a raíz un incidente que involucró a tres nenas de doce años: dos de ellas apuñalaron a la tercera (que se salvó milagrosamente de morir) y dijeron que lo habían hecho por órdenes de Slender Man. Por eso, el anuncio de la realización de una película basada en esta siniestra criatura levantó polvareda: el padre de la víctima declaró que se estaba explotando una tragedia y el sufrimiento de tres familias.

La controversia hizo que el estreno se demorara y que la versión que llegó a los cines esté llena de cortes para “suavizarla”. Algo que no necesariamente es negativo: la película sugiere más de lo que muestra, y eso podría haber resultado efectivo. El terror está más centrado en los sonidos, las sombras y lo que parece haber, que en lo que efectivamente hay. Pero todo quedó tan pasteurizado que cuando Slender Man aparece, es una desilusión: el bueno del esqueleto protagonista de El extraño mundo de Jack era más inquietante.

El argumento tiene un lejano parentesco con el caso real y le da algo de razón al padre indignado. Cuatro adolescentes aburridas de su vida pueblerina invocan a Slender Man a través de un video que encuentran en un foro de Internet: una de ellas desaparece y otra, obsesionada por encontrarla, somete a las demás a rituales nocturnos en el bosque, que sólo incrementan la pesadilla. Pero quedó dicho: nada de lo que les sucede -ni las alucinaciones, ni el acoso del flaco escopeta- produce mayores sobresaltos. El tedio termina ganándole al miedo.