Sintientes

Crítica de Alejandro Lingenti - La Nación

Este documental filmado en San Francisco de Jujuy y premiado en la última edición del Festival Internacional de Cine Ambiental de Buenos Aires, parte de dos premisas: 1) existen unas reglas básicas para vivir en este planeta; 2) como el hombre las ha violado sistemáticamente, transformándose en un “ladrón de la naturaleza”, es necesario hacer algo.

El nuevo paradigma que propone esta película producida con prolijidad, advierte sobre la posibilidad del colapso del equilibro orgánico de la Tierra. Para evitarlo, proponen una vía más sana para explotar los recursos naturales y producir bienes de consumo, que aparece como una alternativa a la que propone el sistema económico dominante.

Los testimonios sobre la agricultura más tradicional y extendida (la de la producción a gran escala) son elocuentes. Allí se afirma que se trata de una práctica que perjudica constantemente al suelo con productos químicos y una maquinaria tan desarrollada tecnológicamente como agresiva.

A partir de esos ejes programáticos, el film también despliega un abanico de ideas, no solo para los cultivos. También hay espacio para la producción de objetos de arcilla y una descripción somera pero efectiva de los beneficios de diferentes hierbas naturales en términos alimenticios y sanitarios. No parece nada factible que ese modelo encaje en la estructura actual del capitalismo global, una realidad que deposita a Sintientes en el campo del cine testimonial.